Uno de los encuentros de la MedConference.

Cuidar así «funciona porque es más humano»

Giacomo Maniscalco

¿Quiénes son estas personas increíbles, que renuncian a un fin de semana libre, sin remuneración, para contar su historia y conversar con otros profesionales de la sanidad que tratan de dedicarse de un modo más humano a la atención médica? ¿Por qué lo hacen?
Para intentar buscar una respuesta a esta pregunta decidí consultar los datos biográficos de los ponentes de este año en laMedConference 2013 en su página web. Allí descubrí, por ejemplo, que el doctor Lodovico Balducci ha publicado cinco artículos sobre oncología geriátrica y dos libros sobre hematología geriátrica, y ganó el prestigioso premio ACCC Award por los excelentes resultados de su investigación clínica.
Pero si alguien no tiene un particular interés por una existencia caracterizada por los objetivos médicos que persigue desde el punto de vista profesional, también puede sorprenderse con historias como la de Alpha Cattaneo y su maravillosa familia, que gestiona la Casa Monte Cassino, donde dedican su vida al cuidado de niños que llegan hasta Boston desde cualquier parte del mundo para recibir tratamiento de diversas patologías.

En realidad, sólo al estar en medio de estas personas puede uno entender el impacto de un abrazo humano, algo por otro lado imposible cuando uno se limita a leer lo que aparece en internet. Y esto es lo que está en el origen de esta iniciativa, y lo que marca el modo de trabajar de todos los participantes: una relación humana de tú a tú; estar verdaderamente en contacto con el otro, sea compañero o paciente.
Estos profesionales pasaron juntos un fin de semana a mediados de octubre en Nueva Jersey, en la quinta conferencia anual MedConference, para discutir sobre la cuestión de la atención a los pacientes, tomando como punto de partida el título de la conferencia: “Seguir al paciente: clave para la atención médica”.
La claridad de las contribuciones resultó iluminadora. La idea principal, que predominó sobre cualquier tecnicismo ocasional, era que la vida es una promesa de felicidad, y mirar al paciente desde esta premisa debe ser el punto de partida del trabajo de los profesionales sanitarios. Me he dado cuenta de que todos deberíamos ir a la MedConference, o al menos desear que estuvieran allí nuestros médicos.

Los orígenes. La doctora Elvira Parravicini es la fundadora de MedConference, aunque siempre regaña a quien la llama “fundadora” diciendo: «En realidad, no hemos fundado nada; ha nacido de la realidad misma». La doctora Parravicini es neonatóloga en la Columbia University de Nueva York, donde ha puesto en marcha un innovador tratamiento médico y enfermero para neonatos terminales, llamado Comfort Care. No puedo evitar interesarme por las razones por las que se puso en marcha, y le pregunto: «En general, los médicos parecen asumir naturalmente el estatus de “superhéroes”, llegando a creer, conscientemente o no, que una vez que eres médico ya lo has hecho todo en la vida. Pero usted parece que siempre está en busca de nuevas respuestas, de ayuda, de compañía a lo largo del camino. ¿Qué hace nacer este deseo suyo?». Responde: «Personalmente, nunca me he sentido una “superheroína” por el hecho de ser médico. Mi decisión de estudiar medicina y dedicarme particularmente a la neonatología nació para sostener el deseo de felicidad que constituye al neonato. Si está enfermo, yo puedo, mediante un tratamiento médico, participar en el cumplimiento de la promesa de libertad y felicidad que nace con el ser humano».
Esta humanidad que ella reconoce – y practica – es lo que hizo nacer a MedConference. En 2001, cuando Elvira terminó sus estudios de medicina, después del periodo de formación y de la beca de estudio, empezó a sentirse sola. «Buscaba personas que tuvieran una visión de la medicina parecida a la mía, y no dejé de buscar…». Casualmente, leyó un artículo entre los muchos que se amontonaban en su mesa, del doctor Daniel Sulmasy, clínico y experto en bioética. Sulmasy hablaba de la imposibilidad de pronunciar la palabra “esperanza” ante un enfermo terminal si esa palabra no tenía un nexo con la palabra “Jesús”. Con esa apertura y sencillez que la caracteriza y que luego definiría totalmente a la MedConference, decidió escribir al doctor Sulmasy, que por aquel entonces trabajaba en el St. Vincent Hospital de Nueva York, para conocerle. Acompañada de Federica, Verónica y Mónica, el grupo de estudiantes de medicina que la seguían, fue a verle. «Al final de aquel encuentro de tres horas, nos dijo que la cosa no podía quedar ahí, que aquello era el inicio de algo nuevo», cuenta Elvira. Los dos médicos empezaron a organizar cenas mensuales a las que invitaban a compañeros, alumnos y a cualquiera que estuviera interesado en la «atención médica orientada a la persona». Estas cenas se mantuvieron desde 2002 hasta 2006, unas veladas en las que se discutía sobre argumentos médicos complejos y donde leían juntos artículos interesantes, generando así una nueva amistad.

Una amistad que crece. Después de unos años decidieron dar un nuevo paso, con la idea de que sus cenas se convirtieran en un gesto más público, para compartir esta visión con un mayor número de profesionales. Elvira describe así aquella propuesta: «En la atención médica, teníamos que relacionarnos con personas, con seres humano, así que decidimos organizar un curso de siete lecciones sobre la naturaleza última de la persona, definida como “sentido religioso”. Nuestra hipótesis de trabajo era que, si aprendemos mejor quiénes somos nosotros mismo y quiénes son nuestros pacientes, podríamos orecer una atención médica mejor». Esta serie de lecciones se focalizó hacia el aspecto más profundo del ser humano, el corazón, el sentido religioso del hombre, como punto de partida para la relación entre médico y paciente, «que constituye la esencia del trabajo médico», en palabras de Elvira. El curso se desarrolló en la Columbia University y reunió a cincuenta profesionales de la sanidad. Al año siguiente propusieron un curso parecido en el St. Vincent Hospital, en estrecha colaboración con el doctor Sulmasy.
El resultado fue un crecimiento orgánico y una red de profesionales y estudiantes que se extendía por todos los Estados Unidos y Canadá, una red donde era difícil mantener un contacto regular. Entonces nació la idea de la MedConference, que ofrecía la posibilidad de pasar juntos un fin de semana, al menos una vez al año, compartiendo preguntas y desafíos, y sobre todo experiencias de trabajo.

¿Pero cómo afrontar una empresa tan ambiciosa como la de organizar la MedConference? Explica Elvira: «Durante todo el año miro a mi alrededor manteniendo los ojos y los oídos bien abiertos. Los ponentes a los que invito son personas que me han llamado la atención por su humanidad al acompañar a los pacientes. También busco a aquellos que, por una mirada de afecto a sus pacientes, han creado nuevas técnicas o tratamientos. A veces conozco a estas personas en mi propio hospital, a uno de ellos lo conocí por un artículo publicado en el New York Times, a otra me la presentó un amigo… y así».

Evidentemente, en todo esto Elvira no está sola. Con el apoyo de un comité organizativo de nueve miembros, MedConference no ha dejado de crecer en los últimos cinco años, y el resultado más palpable es la fundación de la Asociación Americana de Medicina y Persona (AAMP), una non-profit cuyo principal objetivo es la definición de una atención médica orientada hacia la persona. Año tras año, ponentes e invitados muestran cómo esta idea de atender así al paciente tiene resonancia y obtiene resultados concretos en el ámbito médico real.
La doctora Federica Fromm, miembro del comité y una de las estudiantes de medicina que empezaron esta aventura con Elvira en 2001, sigue fascinada por la obra de Medicina y Persona. Durante esta edición de MedConference se encargó de moderar un encuentro con estudiantes titulado “La enseñanza de la ética en la especialidad perinatal”, en la que participaron la doctora Emanuela Ferretti y el doctor Thierry Daboval, que presentaron el innovador Programa de Enseñanza de Ética Neonatal así como una serie de habilidades comunicativas en la relación entre los médicos y los padres que se desarrollan en las Unidades de Cuidados Intensivos Neonatales. Sustancialmente, se trata de un curso pensado y sostenido por estos dos doctores para ayudar a los jóvenes médicos a afrontar un aspecto tan crucial como la relación con las familias de sus pacientes, teniendo en cuenta el deseo humano de cuidar al máximo al enfermo, un deseo que forma parte esencial del significado de MedConference. En su discurso final, la doctora Fromm habló de la gratitud que siente por formar parte de esta asociación, que la ha acompañado a lo largo de toda su carrera profesional.
Medicina y Persona representa un cambio sustancial que anima al profesional a afrontar no sólo la enfermedad sino sobre todo mirar a la persona en todos sus aspectos (personalidad, intereses, deseos, familia, amigos…) – una mirada verdaderamente innovadora en el mundo de la medicina y que marca la diferencia en los cuidados y en la asistencia.
En palabras de la doctora Fromm: «Funciona, porque es más humano».