El Cairo.

A orillas del Nilo

Roberto Fontolan

Tahani, Wael y Ayman lo hicieron. Se empeñaron con tenacidad y la segunda edición del Meeting Cairo ya ha entrado a formar parte del catálogo de los acontecimientos más dignos de atención del año 2013. Un Meeting limitado a una sola jornada: dos sesiones, un almuerzo en barco en el Nilo y un concierto. Un Meeting muy consciente de que lo que sucede en Egipto desde hace tres años no consiente exageraciones ni triunfalismos.

Un Meeting aplazado demasiadas veces desde aquella primera edición histórica de 2010 y bajo la amenaza de un enésimo aplazamiento, por razones obvias: la revolución en la plaza Tahrir, la transición, el desastre de los Hermanos Musulmanes en el poder, la revuelta de junio contra Morsi, los militares. Pero ahí estaba, en el Opera House a orillas del Nilo (donde próximamente se celebrará una representación de Aída), ahí estaban los jóvenes voluntarios, radiantes después de tres años de espera casi ya desesperada, ahí estaban las televisiones y las entrevistas, la elite intelectual y política, liberal y moderada, de El Cairo.

Una ciudad que se presenta tal cual es, como la hemos conocido todos estos años: ruidosa, polvorienta, desgarrada, irresistible. Por la noche, El Cairo resulta una ciudad espectral, con los check point y los carros armados que la asemejan a la antigua Beirut y ese río Nilo, tan oscuro a esas horas. A medianoche, toque de queda. El silencio hace pensar en un Egipto en busca de un dificilísimo camino para convertirse en algo nuevo, algo que nunca ha sido y que no tiene comparación: una democracia árabe dotada de una identidad musulmana fundamental, respetuosa de los derechos de las demás creencias e increencias, rigurosa en la tutela de las personas.
¿Es demasiado osado? Se preguntan los promotores del Meeting Cairo en esta enigmática transición. Es verdad, nosotros “los de la orilla norte”, los occidentales, querríamos tenerlo todo ya organizado. No tenemos tiempo, tenemos internet, y nos hemos olvidado de que para construir nuestras democracias hemos tenido de por medio guerras y décadas. ¿Qué hay revolución en Egipto? Bueno, pues al día siquiera ya queremos que haya partidos y sindicatos organizados, que las calles estén limpias y haya bienestar, que el parlamento y la justicia trabajen con independencia, que haya elecciones y seguridad. Nuestros periódicos profundizan, nuestros diplomáticos analizan, “nuestras” organizaciones internacionales exigen. Sin embargo, la realidad es compleja, y la complejidad cansa a los aburridos, a los superficiales y a los facinerosos. Desde los días de la plaza Tahir en Egipto han pasado ya tres regímenes, una transición y muchos muertos.

Estábamos en el Opera House para un encuentro (primer punto, porque está claro que encontrarse “al estilo del Meeting de Rimini” también es lo más importante aquí) y diálogo sobre democracia, constitución y derecho. Título: “¿La ley establece fronteras o construye puentes?”. Se nota que en estas semanas una Asamblea nacional restringida está elaborando el nuevo texto constitucional, que se someterá a referéndum en diciembre. Eso explica la determinación de los organizadores que han perseguido el objetivo del Meeting a toda costa: este era el momento perfecto para hacer algo bueno. Ante todo, han querido llevar hasta El Cairo a la superestrella del constitucionalismo, el americano cosmopolita Joseph Weiler (actual director de la Universidad Europea de Fiesole, la institución comunitaria académica más importante, aunque intervino en El Cairo a título personal y fue muy aplaudido cuando comenzó diciendo: «Vengo aquí con gran humildad»), que ilustró los dos grandes modelos constitucionales de Europa, los de Francia y Gran Bretaña, examinando la “compatibilidad” en clave continental. De ahí nació una discusión apasionante ante un público formado por autoridades, académicos y miembros de organismos nacionales y consejos superiores (muy abundantes en Egipto).

La segunda “creación” del Meeting fue la edición árabe del libro Experiencia elemental y derecho, de Marta Cartabia, magistrada del Tribunal Constitucional italiano, y Andrea Simoncini, constitucionalista en Florencia: para poder reflexionar sobre ley y justicia según una perspectiva entera y radicalmente humana, válida para cualquier latitud cultural.
Y para cerrar la jornada, un monumental concierto “por la libertad”, interpretado con orquesta, coro y cantantes solistas. El telón cayó sobre el Meeting Cairo 2013 poco antes del toque de queda, al terminar el talk show del prime time de la televisión egipcia, con Joseph Weiler, Tahani al Gibali y Wael Farouq.
Gracias, Cairo, y buenas noches.