Diego Coletti, obispo de Como, durante su visita <br>a Cometa.

«Aquí he encontrado al amante, al amado y al amor»

Giampaolo Cerri

El obispo Diego Coletti, durante su visita pastoral a Como, consagró a la Santísima Trinidad la capilla de la escuela de Cometa. Antes de la celebración, tuvo un largo encuentro con el “pueblo de Cometa”. En un refectorio abarrotado estaban las familias de Erasmo e Inocente Figini, los iniciadores de esta obra comunional, así como las otras tres que con el tiempo se les han sumado. También había muchas familias que comparten la experiencia de acogida, además de gente que se había acercado desde otros puntos de Como o desde otras ciudades italianas y un grupo de Memores Domini.
Tampoco faltaban los profesores de la escuela Oliver Twist, acompañados de sus alumnos, los trabajadores de la asociación y de la cooperativa que se ocupa de los menores acogidos, los voluntarios que llevan las actividades deportivas y los que se dedican a la acogida diurna y el apoyo escolar después de clase. Durante su encuentro con el obispo, le contaron cómo Cometa les ha indicado un camino de conversión, tocando la vida de cada uno, desvelando a cada uno su vocación.

El relato más provocador fue el de Francesco, que estudia cuarto curso de Mantenimiento de Inmuebles. Sus pendientes y tatuajes le retratan como un joven de 17 años de nuestros días, uno de esos que pueblas las periferias existenciales a las que tanto nos reclama otro Francisco, el Papa. Forma parte de un nutrido grupo de adolescentes que todos los sábados se reúnen en la escuela con Paolo, Antonella, Renato y otros adultos que les han propuesto la experiencia de Gioventù studentesca.
Francesco relató su experiencia como voluntario en el pre-Meeting de Rimini, donde invitó a un compañero de clase «no creyente, como era yo hace un par de años», y su conmoción ante su amigo, que había quedado impresionado por lo que había visto y encontrado. «Comprendí que es Otro el que actúa», dijo, «porque mi amigo Andrea, igual que yo hace dos años, al principio no quería saber nada. Y luego me dijo: “He venido por ti, y ahora quiero entender qué hay detrás de todo esto”, me dijo».

Citando a san Agustín, monseñor Coletti afirmó que en Cometa había encontrado «al amante, al amado y al amor». «Estamos hechos a semejanza de Dios en este sentido», explicó, «para dilatar gratuitamente los espacios del amor». Concluyó con una invitación a «ser lo que sois», para que «otros como Andrea puedan decir: “Aquí hay algo más”».

Durante la celebración, en el altar realizado por el escultor Bruno Luzzani – una piedra enorme sobre unas catapultas, como los postes de amarre del lago – el obispo incrustó y selló las reliquias de algunos santos de Como y de otros a los que la experiencia de CL y de Cometa está especialmente ligada, como Riccardo Pampuri y el matrimonio Martin. Durante la misa, concelebrada con José Miguel Garcia, que lleva años acompañando a las familias de Cometa, y otros sacerdotes de la ciudad, monseñor Coletti recordó que la Trinidad, «comunión del Padre, del Hijo y del Espíritu, es la misma que queréis vivir vosotros».