La exposición sobre el <i>Buen Gobierno</i>.

Un pueblo en el corazón de la ciudad

BERGAMOINCONTRA 2013
Michela Milesi

Con una bendición llena de agradecimiento por parte del obispo auxiliar, Lino Belotti, comenzó el nuevo BergamoIncontra 2013. Nuevo porque este año, tras la aprobación por unanimidad en la junta del Ayuntamiento de Bérgamo, que ha hecho suya esta iniciativa reconociendo su valor cultural, BergamoIncontra se ha celebrado en el Sentierone, un "salón" situado en el corazón de la parte baja de la ciudad. Y nuevo también porque cada vez que uno se compromete con otros vuelve a descubrir la belleza que nace fruto de un encuentro verdadero.

Para empezar, el testimonio del entrenador de fútbol Emiliano Mondonico: un hombre de verdad, que mira la vida con honestidad, muy ligado a Bérgamo. Luego, un concierto a cargo de medio centenar de chavales del Conservatorio Donizetti de Bérgamo, en el auditorio de la ciudad. Un acto que llamó la atención de todos por su belleza. La misma belleza que se vio en el espectáculo en memoria de Enzo Jannacci.
Al día siguiente, sábado, un encuentro sobre el pacto de estabilidad con el alcalde Franco Tentorio y varios empresarios y dirigentes. Al terminar, el director de Finlombarda, Giorgio Papa, hizo este comentario sobre BergamoIncontra: «Una presencia inteligente y discreta en la ciudad, para nada invasiva».

El Sentierone acogió estos días tres exposiciones: “Vio y creyó”, realizada por la editorial Itaca con motivo del Año de la Fe; “El imprevisible instante”, que ya estuvo en el Meeting de Rimini 2012, dedicada a los jóvenes, a la que se sumaron una serie de testimonios de empresarios, estudiantes y profesores de Bérgamo que documentan cómo la chispa operativa de la que habla esta exposición es una realidad visible en todas partes. Y por último, un grupo de chavales de GS decidieron proponer y explicar la reproducción de los frescos de sienta dedicados al Buen gobierno de Ambrogio Lorenzetti.
Experiencias llenas de belleza, que se muestra también en los testimonios de algunos de los más de cien voluntarios cuya gratuidad hizo posible esta iniciativa: «Estando en medio de BergamoIncontra, me he sorprendido mirándolo de pronto con una cierta distancia: ¿pero esto qué es?, ¿qué está sucediendo aquí?», comentaba uno de ellos: «Me parecía tener entre manos un gran regalo. Un regalo para mí y para todos los que pasan por aquí. Me di cuenta de que seguir a Jesús nos permite crear, vivir y ofrecer cosas preciosas, importantes. Sin duda, se puede hacer más y mejor, pero lo que me interesa es entender cómo actúa Él, conocer su potencia, aquí y ahora, Su bien que es para todos».

Otro testimoniaba que esta experiencia ha movilizado a toda la ciudad: «Estos días de BergamoIncontra han sido una demostración de la Gracia que vivimos. El Sentierone está a pocos pasos de mi despacho, paso todos los días por allí. Y estos días he visto ese lugar literalmente transfigurado, el camarero me saludaba lleno de curiosidad, un vecino vino al encuentro con el alcalde, el del despacho de al lado se ha acercado a ver qué pasaba, el ingeniero que tiene la oficina debajo de mi despacho, se paró junto a una columna para escuchar, otro ahora, después de tantos años de verme la cara a diario, me dice, ya a mis cincuenta año: "Bravo chaval, sigue así"... En resumen, es verdaderamente impresionante ver cómo este lugar vuelve a convertirse en el corazón de la ciudad. Esta mañana no puedo volver a mirar el Sentierone y a todas estas personas como si nada hubiera sucedido, como si Cristo no hubiera decidido poner aquí su casa y su despacho, para siempre».

Para otros ha sido la ocasión de renovar ciertas relaciones: «Mientras preparaba el espacio que me habían asignado, me encontré con un amigo que había visto por última vez en el funeral de su mujer. Le conté lo que estaba haciendo y le invité a venir al día siguiente para ver la exposición sobre la fe, porque lo que habíamos hablado coincidía con el camino de la exposición. Al día siguiente se presentó con toda la familia. O el encuentro con Alí, un hombre musulmán de unos sesenta años que desde que le dije que había una exposición sobre la fe no me dejó, todos los días venía a verme. Pero lo más bonito fue el abrazo de mi marido que, después de “espiarme” mientras explicaba la exposición, se conmovió tanto que luego no dejaba de felicitarme».

El obispo de Bérgamo, monseñor Francesco Beschi, también participó en un encuentro lleno de preguntas por parte del público. Y para clausurar el evento, el domingo, la presentación del libro de don Giussani, el último de la colección "L'Equipe", Un evento reale nella vita dell'uomo (un evento real en la vida del hombre), que dio título a esta edición, y que contó con Eugenio Mazzarella, profesor de Filosofía en la Universidad de Nápoles; Costantino Esposito, profesor de Filosofía en la Universidad de Bari; y Carlo Dignola, periodista de L’Eco di Bergamo, que definió el BergamoIncontra así: «Una evidencia ante la cual uno ya no puede esconderse».

Eso es en el fondo lo que nos ha puesto en movimiento, la sorpresa de haber encontrado algo grande. Y por eso uno se lo quiere decir a todo el mundo. También con un gesto como este. Uno lo hace para uno mismo y para los demás. Amar la propia ciudad no quiere decir sólo ser buenos ciudadanos, sino dar todo lo que uno tiene como ofrecimiento a la libertad de los demás. Y eso, verdaderamente, sólo un evento real en la vida de cada uno lo hace posible.