Monseñor Salvatore Cordileone.

«No hemos educado lo suficiente»

Tempi
Benedetta Frigerio

En 2008 promovió en primera persona el referéndum sobre la llamada “Proposición 8”, la modificación de la Constitución de California que limitó la definición de matrimonio a la unión de un hombre y una mujer. Obispo en el Estado considerado la patria mundial de los homosexuales, se enfrentó al pueblo creyendo firmemente en la capacidad de éste para reconocer la verdad, y ganó la apuesta. Ahora que una decisión del Tribunal Supremo norteamericano ofrece a las autoridades de California la posibilidad de reintroducir el matrimonio gay a pesar de aquel referéndum, el arzobispo de San Francisco, Salvatore Cordileone, «muy preocupado por los mecanismos antidemocráticos utilizados por el poder», está convencido de que «no hay que escorarse, sino bajar al terreno con más certeza aún que antes: el problema es cómo».

Hace dos días el Tribunal Supremo, evitando pronunciarse sobre su constitucionalidad, abrió el camino a la derogación de la Proposition 8 aprobada en referéndum en 2008. El matrimonio gay puede volver a ser legal en California.
Es un ultraje a los siete millones de ciudadanos que promovieron el referéndum. Peor aún, ahora hay signos para preocuparse por la democracia, porque el Tribunal no sólo ha obviado el resultado del referéndum a favor de la Proposition 8, declarada inconstitucional en 2010 por un tribunal estatal, sino que ha ignorado también el recurso contra una sentencia de primer grado. Así, de un solo golpe, dos instrumentos esenciales de la justicia democrática, el referéndum y el recurso de apelación, han quedado fuera de juego.

«El bien para todos, especialmente para los niños, depende de una sociedad que sostiene la verdad sobre el matrimonio. Es el momento de redoblar nuestros esfuerzos para testimoniar esta verdad». Esta es la posición de los obispos norteamericanos. ¿Es realista seguir combatiendo cuando la guerra está perdida?
No está perdida. Años atrás, habíamos fracasado. No hemos educado lo suficiente. Por eso hoy hemos llegado a esto: el valor del matrimonio no se comprende desde hace más de cincuenta años, porque falta una educación para vivirlo integralmente y por tanto testimoniarlo en toda su belleza. Pero nada está perdido para siempre. Precisamente ahora debemos movernos si no queremos perder. Es más, debemos volver a empezar desde el principio.

También lo ha dicho el cardenal Timothy Dolan, presidente de la Conferencia Episcopal norteamericana: «Aunque nuestra cultura ha fracasado en el intento de fortalecer el matrimonio, no hay motivos para rendirse. Es el momento de reforzar el matrimonio, no de redefinirlo».
Así es, no podemos resignarnos ante la injusticia. No podemos callar. Por eso los movimientos que están naciendo, como el francés a favor de la familia o el italiano por la vida, cuentan con apoyos. Debemos seguir diciendo la verdad, es más, debemos hacerlo más que antes, y entender cómo comunicarla y testimoniarla. Para saber cómo movernos, ahora que la vía democrática es impracticable hasta por la democracia misma, debemos seguir rezando.

La tentación de pensar que ya no hay nada que hacer es muy grande entre los católicos. La Iglesia norteamericana, sin embargo, en un clima más hostil que nunca, ha puesto en marcha la Forthnight For Freedom, una iniciativa de 14 días de educación, manifestación, oración, ayuno…
No es cristiano pensar que la historia sea irreversible. Nosotros somos testigos de un evento que la cambió: Cristo muerto y resucitado. Por tanto, es a Él a quien nos dirigimos y, junto a la educación y al testimonio, desde hace un año pedimos a los fieles oraciones y penitencia. El cardenal Dolan, al volver de Roma después del Sínodo al comienzo del Año de la fe, indicó explícitamente como vía principal la conversión personal a través de la confesión y el ayuno. Somos nosotros los que tenemos el arma más potente, no el enemigo: sólo nosotros podemos dirigirnos a Aquel que todo lo puede. Este es el único camino. Tal vez, la ventaja ante todos estos fracasos es que el camino vencedor ha quedado como el único que podemos tomar.