El enviado especial de “La Stampa” Domenico Quirico.

Domenico vive

Davide Perillo

Domenico Quirico está vivo. Vivo, después de 58 días sin saber nada de él. Un tiempo durante el cual la esperanza se iba desvaneciendo poco a poco. Sin embargo, está vivo, ha dado noticias y ahora se espera que pueda volver pronto a casa, junto a su mujer, Giulietta, a la que le ha pedido que le siga esperando, «a pesar de todas las muerte», como se puede leer en la dedicatoria de su último libro; y junto a sus hijas, Metella y Eleonora.

Decir que estamos felices resulta poco. Conocimos a Quirico pocos meses atrás, con motivo de una entrevista que nos concedió («Hay que ir allí y compartir»). Nos impresionaron sus palabras, la humanidad que rebosaba en sus reportajes. Y le tomamos un gran afecto, el afecto que se tiene a los hombres que miran la realidad como hombres, y que por tanto – si se me permite decir – ama a las personas que le salen al encuentro en cualquier rincón del mundo.

Ahora tenemos además otro motivo para estarle agradecidos. Y es el impacto que ha supuesto esta noticia. Nos ha llenado de felicidad esa llamada telefónica de apenas unos pocos segundos en los que no le ha dado tiempo a decir más que «estoy bien». Está. No sabemos cómo, en qué condiciones, si es libre o no, qué riesgos corre aún, cuánto tiempo hará falta para que pueda volver a casa. No sabemos nada más. Sabemos que está vivo. Y eso basta para alegrar los corazones, incluso los de quienes no le conocen, de los que no habían oído hablar de él hasta ahora pero que viven con una preocupación por él.

Está vivo, existe. En esto reside todo. Tenemos mucho que aprender de este impacto, de la espera que genera, de la alegría que dona. Pero ese «está» nos llena el corazón. Como cuando caemos en la cuenta y sorprendemos al otro así. Desde el compañero de trabajo hasta el amigo, los hijos, la realidad. Existe y es un inmenso regalo. Como Domenico. Lo demás es esperar y pedir. Como hemos hecho estos días, rezando por él. Y como seguiremos haciendo, hasta que vuelva a casa, y también después.