El cardenal, a su entrada en el templo.

«Una razón para la esperanza»

Análisis Digital
Elena Cabrera

El Cardenal Arzobispo de Madrid, Antonio Mª Rouco Varela, presidió una solemne Eucaristía en el VIII aniversario del fallecimiento de Luigi Giussani, fundador de la Fraternidad de Comunión y Liberación, que se cumplen 31 años de su reconocimiento pontificio.
En su homilía recordó que la Iglesia vive el acontecimiento de la renuncia del Santo Padre, que se hará efectiva el próximo 28 de febrero, y la espera del nuevo sucesor de Pedro. Ambos hechos, dijo, “sólo se comprenden a la luz de la fe y como una razón para la esperanza, que exigen para la comunidad una respuesta de oración como la que el Señor enseñaba a sus discípulos”.
Poniendo como ejemplo a santa Teresa de Jesús señaló que “el que no sabe orar no es cristiano y solo ora bien el que conoce a Cristo”. Por tanto, “la perfección de la vida cristina tiene que ser en la experiencia de la razón” y añadió que es “una vida que hay que proyectar, desarrollar y que necesita ser sostenida por la esperanza”.
Para el Cardenal “la palabra promesa, espera y esperanza ha jugado un papel importante en la fraternidad a la luz de los ejercicios que habéis vivido estas semanas pasadas y que marcan esa característica fundamental del ser del hombre, que por un lado es ser, hay sustancia, es persona desde el punto de vista humano, un ser que además tiene ontológicamente realidad y no es solo la física, biológica o psicológica sino profundamente espiritual que está vinculado a Dios, ser por excelencia y esencia de una forma profundamente real y existencial”. En este sentido, explicó que “el hombre puede captarlo o dejar de hacerlo, vivirlo o ignorarlo pero su realidad más profunda es esa”. Y apuntó que “el hombre no es fruto de una promesa sino de un don, el don de la creación, de la redención”.
También habló del año de la fe, que convocó Benedicto XVI, donde quiso mostrar que “se evangeliza transmitiendo la fe”, que la fe es, a la vez, un don, que “nos permite esperar, vivir el futuro con esperanza, serenidad y alegría, y sobre todo, con el amor que viene del espíritu santo”. Y el éxito de la esperanza “depende de la apertura del corazón”.
Finalmente, pidió por la Iglesia y por el Papa que va a venir y reconoció que el fundador de Comunión y Liberación, don Giussani, comprendió que “hay una promesa que no falla y hay una promesa para la esperanza”. Y exhortó a la Virgen, madre de la esperanza, que nos ayude “a vivir este momento y nuestra propia vida con esperanza”.
Por su parte, Ignacio Carbajosa, responsable de Comunión y Liberación en España, leyó unas palabras al comienzo de la celebración en las que hizo referencia al “importante” gesto de Benedicto XVI que “no deja a nadie indiferente”, refiriéndose a su renuncia. Se trata, añadió, de “un gesto ofrecido a la libertad e interpretación de cada uno”. Y concluyó “pidiendo por nuestro Papa Benedicto XVI”.