El cartel para hacerse voluntario en España.

Historias que van "más allá" del Banco (Farmacéutico)

Lucia Supino

La Jornada Nacional de Recogida de Medicamentos se celebrará el próximo 9 de febrero en España, por sexto año consecutivo, y en Italia, donde esta iniciativa cumple su decimotercer aniversario.
Los fármacos que se donan durante esta jornada se destinan en la mayoría de los casos a entidades caritativas y lugares de asistencia sanitaria a personas que no pueden adquirir por sí mismos los medicamentos que necesitan por diversos motivos, pero sobre todo por dificultades económicas: organizaciones de asistencia a personas pobres, comunidades de ex drogodependientes, casas de acogida, etcétera.

Entre las entidades beneficiarias en Italia está la asociación Il mondo di Joele, que trabaja con mujeres y madres, sobre todo inmigrantes. «Acompañar a estas madres – explica Federica, una de las voluntarias – ha sido desde el principio nuestro objetivo principal. Tratamos de ofrecerles una ayuda concreta, gracias a la generosidad de muchos, entre ellos el Banco Farmacéutico, que nos proporciona medicamentos, cuya necesidad es enorme y muy específica. Por eso para nosotros la Jornada de Recogida de Medicamentos es un momento muy importante, pues nos permite solicitar los tipos de fármacos que más necesitamos».
Celestina, una mujer que llegó a Italia desde Kenya en 1997, se vio obligada a dejar su trabajo cuando nacieron Davide y Angelica, sus gemelos. «No tenía dinero para pagar todos los gastos, me enteré de que aquí podían ayudarme y vine. Aquí la pobreza está a la orden del día y llegan muchas madres que ni siquiera pueden comprar las medicinas más simples para sus pequeños. Son tantas que nunca hay fármacos suficientes».

Alessandra tiene 45 años y un hijo de 12, Dennis. Desde hace cuatro años frecuenta el Centro San Fedele, otra de las entidades beneficiarias en Italia: «Nunca me había encontrado en una situación así. Hace cuatro años me separé y empecé a tener serios problemas económicos. Con un niño y sin ninguna ayuda por parte de mi ex marido. La primera vez que vine fue para conseguir un certificado médico para mi hijo, que frecuenta una asociación deportiva. Le pedían ese certificado y yo no lo podía pagar. Gracias a ellos pude conseguirlo, y también me facilitaron después la posibilidad de someterme a las revisiones ópticas que necesitaba yo misma, y siempre que lo necesito vengo a por medicamentos. Sin ellos, no sé qué podría hacer. Aquí me encuentro con muchas mujeres, cada vez más, mujeres italianas que no llegan a fin de mes, jubiladas y jóvenes madres en situaciones difíciles».

Marco Malinverno, director de la Fundación Banco Farmacéutico, afirma que «hay hombres, mujeres y niños en situación de dificultad. Las personas, sin la asistencia que reciben en ciertos centros, no tendrían esperanza y vivirían en una soledad mortificante. Y luego hay mujeres y hombres que ofrecen voluntariamente su tiempo, por una experiencia de plenitud que hace posible un trabajo cotidiano lleno de amor al prójimo. Donar un medicamento es un acto de amor hacia los que tienen más necesidad, pero sobre todo hacia uno mismo. Se trata de un importante gesto de gratuidad que ayuda y despierta en primer lugar al que participa, generando un sujeto nuevo».
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