Educar para generar una conciencia crítica

Entrevista al P. Coppetti, sj
Carmen Giussani

La Ley de Interrupción voluntaria del embarazo, aprobada en Uruguay el pasado mes de octubre, entrará en vigor a partir de diciembre. Para entender el contexto cultural en que ha sido aprobada esta ley y, sobre todo, qué nuevo reto supone, entrevistamos al Padre Marcelo Coppetti Abadie. Sacerdote jesuita, el Padre Coppetti ha desempeñado hasta ahora el cargo de Vicerrector del Medio Universitario en la UCU y es secretario ejecutivo de la Comisión de Ética y Bioética de la Conferencia Episcopal de Uruguay. Recientemente ha sido nombrado Rector del Colegio Seminario de Montevideo.

América se descristianiza a ojos vista, y una consecuencia es la agenda anti-vida que prospera en países como Argentina, Brasil, Colombia, Uruguay, aunque es verdad que allí las resistencias son mayores que en Europa, a nivel político y social. ¿Cómo está evolucionando la agenda del aborto en el continente de la esperanza, de la religiosidad popular y del amor a la vida?
La situación es muy distinta según los países, ya que el tema del aborto afecta mucho a la sensibilidad de la gente y, por lo tanto, tiene mucha incidencia la idiosincrasia de cada pueblo. No es casualidad que la legalización del aborto sea una realidad en dos países: Cuba y Uruguay. En Cuba, por razones obvias, ya que es un país en el que la ideología dominante desde hace más de cincuenta años es muy contraria a la postura de la Iglesia en temas fundamentales, como lo es el de la libertad religiosa, la protección de los Derechos Humanos, etc.
Y en Uruguay, si bien creo que hay sensibilidad frente a este tema, también es verdad que se parte de una cultura mucho más secularizada que el resto del continente y donde la voz de la Iglesia no es tenida en cuenta de la misma forma que en otros países de nuestro continente. Parece bastante evidente que en Argentina o Brasil los gobiernos se cuidan más de adoptar políticas que puedan herir el sentimiento religioso de la gente, o poner en cuestionamiento lo que la Iglesia propone del punto de vista moral, por el coste electoral que esto puede suponer para los partidos políticos a los que representan.
De todas formas, es importante estar atentos porque se va dando un cambio y, de una forma o de otra, el tema del aborto y muchos otros temas vinculados al mismo siguen avanzando en la agenda pública de los distintos países de la región. El caso argentino es el que conozco más de cerca y me consta que se han ido dando pasos que afectan directamente a derechos importantes.

En Uruguay la Ley ha sido aprobada por un número mínimo de votos. ¿Qué refleja este dato?
Refleja que hay una clara división en la sociedad uruguaya en relación a este tema. El partido de gobierno (Frente Amplio) votó en bloque a favor de la legalización del aborto. Hubo un solo parlamentario de dicho partido que se opuso a hacerlo, así que fue necesario salir a buscar ese voto que les faltaba en otro partido político (el Partido Independiente). Los partidos llamados “tradicionales”, porque son los que existen desde la fundación de la República, ambos votaron en contra. Y eso es un reflejo de cómo está estructurada, desde el punto de vista político-cultural, la sociedad uruguaya.
Es obvio que hay gente en el Frente Amplio que no apoya el aborto y que, posiblemente, también haya quien vota a los partidos tradicionales y está a favor, pero según los datos de las encuestas hay una división que se aproxima bastante a este 50% a favor y 50% en contra.

Entonces, ¿cómo afrontar esta situación? ¿Qué tipo de educación hace falta? ¿Qué testimonios?
Creo que se debe hacer un trabajo de concienciación sobre el valor de la vida humana que no responda a situaciones coyunturales, como lo es, en este caso, la discusión parlamentaria sobre la legalización del aborto.
Todos lo temas que tocan a la dignidad de la vida humana, desde su concepción hasta su muerte natural, ya han sido legislados en los países europeos, en algunos casos hace ya muchas décadas. Nosotros sabíamos que esto también iba a suceder un día en nuestro país ya que, lamentablemente, en esto hay mucho de imitación y de creerse que se es desarrollado o progresista si se legisla en tal o cual sentido, sin importar lo que diga o sienta la gente en relación a estos temas. Por lo tanto, educar es fundamental para ir generando conciencia, tanto en los jóvenes como en sus familias, y que puedan tener elementos críticos para manifestarse en contra de una legislación que atenta contra la vida.
Sin duda que hacen falta, también, testimonios; gente que se ha puesto en juego por esta causa y que ha asumido un compromiso por defender la vida en todas sus etapas.
Los movimiento pro-vida son, sin duda, un valioso testimonio; también el ejemplo de familias que han apostado por la vida aun en casos de dificultad, en los que la medicina aconsejaba no seguir adelante con el embarazo, asumiendo las consecuencias y sobrellevando la situación con fe y con esperanza.

¿Existen en Uruguay redes de apoyo a madres solteras? ¿Qué presupuesto destina el Estado para sostener a dichas redes?
Es muy poco lo que hay hasta ahora. Existen algunas organizaciones sociales, vinculadas en algún caso a la Iglesia Católica, que han apostado por este trabajo. Pero es difícil, ya que es casi inexistente el apoyo estatal a este tipo de iniciativas.

Durante todos estos años en que el aborto era delito, ¿qué hacían las mujeres con embarazos no deseados? ¿Existe conciencia en el mundo sanitario de la necesidad de apoyar a estas mujeres?
Si bien el aborto estaba tipificado como delito en el Código Penal uruguayo, la realidad es que nunca ha habido ningún caso de una mujer que fuera encarcelada por haberse practicado un aborto. La ley preveía que el juez pudiese eximir de la pena, del castigo, atendiendo a la situación dolorosa que implica de por sí el haberse realizado un aborto.
La realidad es que, efectivamente, los abortos igual se realizaban, aunque estuviesen prohibidos. Algunos se hacían en condiciones sanitarias muy precarias, otros utilizando químicos que provocan el aborto sin mayores consecuencias desde el punto de vista físico.
Creo que sí había, y hay, conciencia en el mundo sanitario de la necesidad de apoyar a estas mujeres, pero la mayoría de las veces los pocos recursos con que cuenta el sistema público de salud hacía que no se atendiera debidamente.

¿Cuál es el parecer generalizado entre los médicos sobre el aborto? ¿Se contempla en esta nueva ley la objeción de conciencia de los profesionales?
A diferencia del primer proyecto presentado por el Frente Amplio, el que salió aprobado el mes pasado en el Parlamento sí contempla la objeción de conciencia de los profesionales de la salud, así como, también, la libertad de ideario de las instituciones médicas, de tal modo que una institución que tiene una identidad religiosa definida, ya sea esta católica, cristiana o de cualquier otra confesión, y que no está de acuerdo con tener que realizar abortos, tenga libertad para no tener que hacerlos.
El parecer general de los médicos es difícil de conocer; no ha habido ninguna manifestación pública por su parte ni a favor ni en contra de la ley que ha sido aprobada. Es de suponer que hay quienes están a favor, y apoyan la ley vigente, y quienes se sienten violentados por la misma y la rechazan.

Las motivaciones del decreto de veto contra la ley del aborto que firmó el ex presidente Tabaré Vázquez es sumamente pertinente. ¿Cómo reaccionó entonces la comunidad científica uruguaya, y cómo reacciona hoy cuando se pretende desatender estas motivaciones?
En realidad hubo más reacción de la clase política que de la comunidad científica. Yo diría que casi no se escucharon voces ni a favor ni en contra desde la comunidad científica. Por lo mismo, hoy, cuando las motivaciones expuestas por el presidente Vázquez son desatendidas, no hay tampoco mayores reacciones.
Sin duda que la argumentación del presidente Vázquez fue una gran ayuda para todos quienes hemos estado intentando que no se legalizara el aborto. Creo que los argumentos que él expone en el texto del veto a la ley de salud sexual y reproductiva, en lo que se refiere al tema del aborto, nadie se atreve hoy a ponerlos en cuestión; pero es verdad que no han sido los que han tenido más peso a la hora de definir la votación parlamentaria y, finalmente, la ley ha sido aprobada con la casi totalidad de los votos del Frente Amplio (menos uno) y un voto del Partido Independiente, votando en contra tanto el Partido Nacional o Partido Blanco y el Partido Colorado.