Zona de restauración del Meeting.

«Yo soy ortodoxo, pero la belleza no es una cuestión de fe»

Perro y gato. Así los define quien los conoce. Trabajan juntos en Bucarest, y han venido juntos desde Rumania para trabajar en el Meeting como voluntarios. Ella, Cristina, es contable, es su primera vez en el Meeting, y su primera visita a Italia. «Y mi primer vuelo en avión». Paul tiene 34 años y se ocupa de las relaciones comerciales entre su país e Italia.
«¿Cómo hemos llegado hasta aquí?». Hace un año no sabían de la existencia de CL. «Luego conocimos a Marzia en la oficina. Todos los meses traía la revista Huellas. Yo la hojeaba y me impresionaban las historias de gente cambiada», dice Cristina. Ella, ortodoxa, quedó fascinada por su carácter sencillo y reservado, Marzia le llamaba muchola atención. «No es que hiciera nada extraño, era el modo en que hacía las cosas más bellas. Cuando hablaba con ella salían cosas de mí que no pensaba que podría decir. Casi me daba miedo». A Paul le sucedió lo mismo. «Leí en la revista un artículo del Meeting. Me llamó la atención y le preguntamos a Marzia de qué se trataba».
«Y aquí estamos, en el Meeting, trabajando en el restaurante “Becco giallo”», sonríe Paul. «Tenía que venir a ver esto, pero no me bastaba con venir a verlo, quería formar parte de ello. Yo soy ortodoxo, pero la belleza no es una cuestión de fe». La naturarela, la realidad: la belleza se impone. «No puedes no preguntarte quién lo ha hecho».
Después de estos días de trabajo intenso, no han visto mucho del Meeting. Pero sus expectativas eran grandes: «Conocer personas distintas, por cultura, religión y nacionalidad», continúa Cristina. «Y la posibilidad de darse para algo grande. Con gente que te da las gracias cuando les sirves el pollo o las patatas».
«Yo noto que he cambiado», afirma Paul. «Todo me impresiona. Por ejemplo, en un encuentro sobre Historia, que es mi pasión, salen aspectos que yo no comparto, pero es precioso, porque en todo te das cuenta de que formas parte de lo que sucede».
¿Y el infinito? ¿Qué tiene que ver? «Aquí lo puedes empezar a tocar», responde Paul. «Pero ahora debes perdonarme, empieza el turno y tenemos que ir a trabajar, para eso hemos venido». Para hacer el Meeting.