Emerald Cultural Institute.

«Esta escuela es tu vocación»

Paola Bergamini

Segunda entrega sobre los trabajos de verano. Ana María pensaba pasar en Dublín sólo dos semanas. Luego le llegó una propuesta: montar la exposición “Con los ojos de los apóstoles” y acompañar durante el verano a los chavales. En el trabajo descubre algo interesante: a sí misma

Ana María pensaba pasar dos semanas en Dublín, justo el tiempo que duraba su curso de inglés en el Emerald Institute. Luego llegó la respuesta de Londres sobre su acceso a la escuela de diseño: admitida. Su sueño, después de graduarse en la Academia de Bellas Artes. El dominio del idioma debía ser, si no perfecto..., casi. «Económicamente, no tenía la posibilidad de quedarme otro curso. Me parecía que la única perspectiva era volver a casa». Habló con Mauro Biondi, director del Emerald y él le hizo otra propuesta: quedarse para ayudar a montar la exposición “Con los ojos de los apóstoles”; y después, durante los meses de verano, trabajar con los niños más pequeños en las actividades de la tarde. Sin duda, era una oportunidad concreta para profundizar en el conocimiento del idioma, y también para cambiar totalmente sus proyectos para el verano. «Sentí sobre mí una mirada de estima por parte de Mauro, que me obligó a preguntarme sobre lo que yo quiero para mi vida: ¿por qué me interesa la escuela de diseño de Londres? ¿Qué es lo que yo deseo?».

Durante los últimos años, a causa de la crisis, se ha diversificado la demanda de empleo. Explica Mauro: «Antes, los jóvenes venían para hacer el curso y luego me preguntaban si había alguna posibilidad de quedarse haciendo algún trabajo en la escuela o en alguna empresa conocida, como la de chocolates de nuestro amigo Owen. Ahora, además de este tipo de demandas, cada vez más a menudo nos encontramos con jóvenes que después de terminar sus estudios quieren ampliar su formación y buscan un trabajo que les permita pagarse los estudios y aprender el idioma».
En verano, con la apetura de nueve centros repartidos por toda Irlanda, la escuela aumenta de forma considerable su personal. «Me interesa comunicar lo que nos mueve, sobre todo lo que me mueve a mí. El encuentro, a través del movimiento, de la experiencia cristiana que yo he tenido. Sólo que a menudo esto lo resolvía con un discurso, con una homilía al empezar el trabajo, subrayando que esta era una escuela católica y demás. Era inútil. Ahora explico que esta escuela de inglés está hecha de hospitalidad, de acogida, de encuentro entre culturas, ¿pero qué es lo que une todas estas cosas? La persona que viene a estudiar, el alumno que tienes delante. Todo nace de la mirada que tienes sobre él. Esto ha sido posible porque yo estoy descubriendo que sólo dentro de la ralidad, es decir, a través de mi trabajo, vuelvo a encontrar la verdad de la belleza que he conocido. Y esto los chicos, si lo ven, lo entienden. También los que trabajan como supervisores en las residencias o acompañando a los estudiantes, también los que más ponen a prueba su paciencia».

De este modo, el trabajo no es un paréntesis de la vida para aprender un idioma, sino que se convierte realmente en un descubrimiento de la propia vida. Para Ana María, ha sido la ocasión de entrar en contacto con varios artistas. «Han salido a la luz muchas preguntas sobre mi futuro, cosas que me preocupaban. Me han hablado de su vida y han nacido relaciones inesperadas que me han hecho ir hasta el fondo de mis propios deseos. Ha salido a la luz lo que yo soy, por eso ha valido la pena renunciar a unas vacaciones “normales”».
Concluye Mauro: «Después de 26 años gestionando esta escuela, me he encontrado mirando a cada persona no por el servicio que les puedo ofrecer, sino por el valor absoluto que la propia persona es. Esto sucede a través de miles de detalles. No hay un manual de instrucciones. Es una tensión a adherirse a la realidad. Verdaderamente, el Señor te da mil ocasiones. Comprendo ahora las palabras de don Giussani cuando comenzó esta aventura: “Esta escuela es tu vocación”».