Enfrentamientos en El Cairo.

Egipto: muchas incógnitas y un punto de no retorno

Luca Fiore

La tensión ha vuelto a Egipto. El lunes por la noche, después de conocerse los primeros resultados, miles de personas salieron a la calle para protestar contra el resultado inesperado de Ahmed Shafiq, el último primer ministro de la era Mubarak, que obtuvo el segundo mejor resultado. El candidato, que se supone que cuenta con el apoyo del ejército, habría obtenido el 24,4% de los votos. Esto le permitiría acceder a la segunda vuelta del 16 y 17 de junio, junto a Mohammed Morsi, el candidato de los Hermanos Musulmanes, con el 24,9%. Quedan fuera de la carrera presidencial el candidato nasserista Hamdeen Sabahi, con el 21%, el candidado del islamismo moderado Abdel Moneim Abul Futuh (17,8%) y el ex líder de la Liga Árabe Amr Moussa (11,3). El cuartel general de Shafiq fue asaltado e incendidado. El descontento se hace palpable. Sin embargo, para el padre Jean-Jacques Pérennès, responsable de los dominicos presentes en el mundo árabe, estudioso de las relaciones entre cristianismo e islam, residente en El Cairo desde hace más de diez años, los desórdenes de estos días no impiden ver los signos positivos de estas elecciones, que los hay. A pesar de que las incógnitas sobre el futuro presidente del país siguen siendo muy numerosas.

¿Cómo valora los resultados?
El primer resultado positivo es que la gente fuera a votar. La afluencia ha sido del 46%. En las últimas elecciones con Mubarak fue del 22%. Hay que tener en cuenta que en 2005 los electores registrados eran 30 millones; esta vez eran 50. Era evidente el interés por votar y en las últimas semanas el debate se hizo muy interesante.

¿Se esperaba estos resultados?
No, ha sido una gran sorpresa. Entre los liberales, muchos pensaban que Amr Moussa conseguiría un buen resultado, y los islamistas creían que Abdel Moneim Abul Futuh tendría más votos. Pero no ha sido así. Ya veremos, porque no es fácil hacer previsiones en este momento.

¿Cómo explica el resultado obtenido por Shafiq?
No es una personalidad muy conocida. Era un militante, fue el último primer ministro de Mubarak... Quizá su éxito se deba al hecho de que mucha gente está cansada de la desorganización y corrupción en este país. Creo que eso puede explica el resultado que ha obtenido, pues nadie quiere volver al régimen militar de Mubarak, eso es seguro.

Hay quien cree que Shafiq es el candidato del ejército.
Hoy circulan por Egipto muchas teorías de complot. En los últimos meses se ha hablado de un posible acuerdo entre los militares y los Hermanos Musulmanes, ahora sin embargo se dice que el acuerdo de los militares es con Shafiq. Pero no hay forma de verificar si estas teorías son verdaderas. Habrá que ver.

Muchos hablan de “revolución traicionada”, ¿es así?
Hay un gran malestar. Los jóvenes han trabajado mucho para cambiar este país y ahora están decepcionados. No se puede descartar que vuelvan a salir a la plaza Tahrir para vovler a hacer oír su voz.

Algunos han destacado que más de la mitad de los egipcios no han votado a los Hermanos Musulmanes, sin embargo es probable que el futuro presidente sea uno de ellos.
Así es. El 75% de los egipcios no les ha votado. Y me parece muy interesante, por ejemplo, el resultado de Hamdeen Sabahi, el candidato de izquierda, que ha sido tercero, con más del 20%. Por eso creo que la situación ha quedado muy abierta desde el punto de vista político.

¿Por qué el frente liberal no ha llegado a unirse para presentar a un candidato más competitivo?
Ha sucedido lo mismo que en Túnez. Hemos ido a las elcciones de un modo muy desordenado. No había una coalición. Han intentado crearla, pero no lo han conseguido. Y yo creo que eso es algo bastante normal. Después de cincuenta años de régimen autoritario, es comprensible que cueste encontrar nuevos rostros creíbles. Creo que hace falta mucho tiempo para aprender a vivir en un sistema democrático. Estamos al inicio. El verdadero temor es la vuelta a un régimen militar. Eso sí que sería un desastre.

¿Qué teme más, la vuelta al poder de los militares o el gobierno de los islamistas?
El dato es que se ha ido a votar sin una Constitución. La asamblea constituyente se disolvió porque estaba dominada de forma desproporcionada por los islamistas. Eso significa que se eligirá presidente sin saber cuáles serán sus poderes reales. En ambos casos, será complicado. Habrá que marcar la diferencia, Shafiq tendrá que buscar una alianza con los partidos liberales e intentar limitar el poder de los Hermanos Musulmanes en el país. Por otro lado, también los Hermanos tendrán que hacer concesiones a sus aliados salafistas.

¿Cómo queda la posición de los cristianos?
Están en una situación embarazosa. En los últimos días de campaña electoral, se corrió la voz de que antes de morir el papa copto Shenuda había señalado a Shafiq. Se trata de un rumor, pero es razonable pensar que muchos cristianos hayan podido votar al ex primer ministro. No creo que muchos de ellos voten ahora por los Hermanos Musulmanes. Por otro lado, los coptos están implicados en el proceso de transformación del país y no conciben que Egipto vuelva a manos de los militares o a la clase dirigente de Mubarak. Habrá que ver cómo va la negociación entre Morsi, candidato de los Hermanos Musulmanes, y los salafistas, y será decisiva la posición que tomen los liberales.

Muchos cristianos tienen miedo ante la posibilidad de que los islamistas lleguen al poder.
Sí, los cristianos están preocupados. Pero al mismo tiempo, no sabemos exactamente qué harán cuando lleguen al poder. Es poco probhable que en Egipto se produzca una aplicación estricta de la sharía, como sucede en Arabia Saudí o en Irán. En el fondo, Egipto sigue siendo un país bastante abierto. Pero puede suceder que se dé una cierta cerrazón desde el punto de vista de la moralidad de las costumbres. Los cristianos tienen motivos para preocuparse. Pero hay que decir que los Hermanos Musulmanes tendrán que hacer concesiones también a los cristianos. Tendrán, por ejemplo, que protegerles.

¿Por qué?
En Egipto los cristianos son casi el 10% de la población. Se trata de la comunidad cristiana más grande de Oriente Medio. Y no sólo eso: aquí el cristianismo está presente desde los tiempos de los apóstoles, y nadie puede afirmar que sea fruto de la colonización. En Egipto se tiende a destacar el hecho de que cristianos y musulmanes forman un solo pueblo. El mayor riesgo es que una vez en el poder, los Hermanos Musulmanes cedan a la petición de los salafistas de controlar los ministerios clave, como el de Educación. Esto podría causar graves daños.

¿Tiene confianza en el futuro de Egipto?
Estamos al principio. El proceso es muy interesante. La gente está respirando un aire de libertad, está aprendiendo qué es la libertad de expresión. No creo que haya retrocesos en esto. La gente está aprendiendo a implicarse en el debate político. Dicho esto, serán necesarios muchos años antes de conseguir un sistema político equilibrado. No podemos esperar que todo cambie en un año.