Asombrados por la autoconciencia

Leonardo Marius

El juicio tan claro que Carrón ha hecho sobre el punto central que nos constituye, es decir, Su Presencia reconocida, hospedada y amada que genera una autoconciencia, un sujeto nuevo capaz de vivir en comunión valorando todos los aspectos de la realidad, del ambiente, ha sido lo que hemos podido contemplar en el Happening de este año.
Verificando juntos a qué apostar, hemos decidido centrarnos en el título: “Sólo el asombro conoce” (frase de Gregorio de Nisa), porque reconocemos que el origen de toda la persona, su consistencia y dulce sustento, como dice María Zambrano, está en la realidad y lo que ella introduce y genera en el hombre. La razón solamente puede llegar a conocer verdaderamente, cuando queda impregnada de una admiración profunda, de un atractivo vencedor, y esta es la primera constatación de la razón: que la profunda correspondencia que existe entre el corazón del hombre y la realidad es porque en ese vínculo está no sólo la posibilidad de conocer verdaderamente, sino que se desvela un Tú que es la consistencia última de la persona, su identidad y la posibilidad de una vida nueva y plena.
Haciendo este juicio juntos, ha sido la primera ocasión para asombrarnos de nosotros mismos, descubriéndonos de una forma nueva frente a la realidad, haciendo de este gesto una ocasión para jugarnos personalmente en cada relación con las personas encontradas, sean los ponentes, los amigos, los profesores en la universidad, guiando la exposición, con los universitarios voluntarios o los miembros de la CdO. EL Happening ha podido ser un gesto lleno del esplendor de la Belleza, porque en él confluyeron sujetos nuevos, necesitados de la Belleza, mendicantes de plenitud.
Desde el pre-happening, donde dedicamos una semana para inscribir a los voluntarios en la Universidad, y las circunstancias nos provocaron en nuestra libertad para dar razones de lo que hacíamos y sobre todo de lo somos, pasando por el primer día, donde Laureano Márquez, de forma excepcional, nos provocó con sus preguntas desafiantes, preguntándonos ¿qué ha pasado con nuestra capacidad de asombro?, o ¿por qué percibimos la realidad como ajena y lejana, y entonces experimentamos una gran insatisfacción? O pasando por el martes, donde la Hna. Pari, una religiosa de más de 80 años de servicio a la Iglesia en varios países muy pobres del mundo, es capaz de decir que ahora sí comprende que el origen de toda su entrega, de escuchar con el corazón a cada persona que viene a su encuentro, de mirarla a los ojos y ponerse en su lugar para reconocer su necesidad, está en el asombro que genera en ella, es una cosa de otro mundo. O escuchar a unos políticos que parten realmente de la necesidad de las personas y no de una ideología, o que su vocación la reconocen por la fascinación frente a la capacidad de servicio que le testimoniaba su padre, o unos científicos afirmando que el asombro y el ser como los niños es la posibilidad real de poder ser verdaderos científicos, o que la Belleza es la guía fundamental para unir el micro y macro cosmos, es realmente alucinante.
Así ha sido el Happening de este año, realmente un lugar pleno de la “Belleza, la gran necesidad del hombre”, que por cierto, así titulamos la exposición sobre la Sagrada Familia de Gaudí desde una cita del Papa, donde todos aquellos que se encontraban con la guía de Leticia, por más prejuicio antirreligioso que llevaran, quedaban cautivados por la Belleza.
También con la visita de Diego Giordani que desde Barcelona (España) nos visitó, y nos ayudó a ir al fondo en la comprensión de esta Belleza que Gaudí nos propone, como origen de la edificación de la persona y la sociedad, y esto, por medio de dos encuentros geniales, uno con los miembros de la CdO titulado: “Si los hombres no construyen ¿cómo vivirán?”, y en el encuentro central y final del Happening sobre el título y la exposición, todo ello traspasado por su experiencia, su capacidad de juicio que nace de la pertenencia clara a la misma historia, al mismo carisma, y cómo su persona ha sido edificada en relación con los amigos que siguen construyendo la obra de Gaudí.
Todo en el Happening ha hablado de esta Belleza y de esta necesidad. Todo el que entraba bajo el toldo del Happening se encontraba con esta Belleza, desde la exposición, los encuentros, los voluntarios que se educaban en un orden, en una responsabilidad y hacían suyo este gesto educativo e infinito, hasta quienes nos poníamos ahí dando la cara a nuestros colegas y dando razón de lo que nos sostiene y constituye.
Ahora sí me queda más claro qué es la autoconciencia y lo que nace de la inteligencia de la fe, viviendo la comunión en el ambiente, no como instrumento de poder, sino como servicio a la persona, a la Iglesia, como tan claramente lo comprendió y vivió Antoni Gaudí y Giussani, y que hoy Julián Carrón nos lo pone como juicio claro frente a nuestro corazón, para que sigamos reconociendo en nosotros que estamos necesitados de esa Belleza, “que si me cautiva ahora, es porque es verdadera, y si es verdadera es porque es para mí”, como dijo un estudiante universitario frente a la exposición.