Joseph Kony, guerrillero ugandés, <br>líder del Lord’s Resistance Army.

«¿Por qué existe un mal tan grande?»

Patricia Branagan

«Durante dos días enteros, en Twitter no había otra cosa». Se refiere al video Kony 2012 y quien lo dice es Taylor Forman, un estudiante del último curso en el instituto Broad Run High School de Ashburn, Virginia (Estados Unidos): «Todos hablaban de él, la gente incluso lloraba». Su amiga Flannery McGale, también estudiante del último curso en la Brookewood School for Girls de Kensington, piensa igual: «El video ha tenido un efecto enorme. Me ha abierto los ojos a un mundo que está más allá de la clase media americana. Toda mi vida siempre he tenido la sensación de estar distante, pero esta vez he sentido que yo formaba parte de lo que veía».

El video Kony 2012 fue emitido por primera vez el 5 marzo por Invisible Children, una ONG estadounidense, e inmediatamente se convirtió en un éxito en las redes sociales, ha sido el video más “viral” de todos los tiempos. Gracias a su difusión en Twitter, promovida por personajes famosos, como Rihanna, Justin Bieber, Angelina Jolie y Oprah, en sólo seis días, Kony 2012 llamó la atención de 100 millones de personas en todo el mundo.
El video, de 30 minutos, cuenta las atrocidades perpetradas por Joseph Kony, líder del llamado “Ejército de Resistencia del Señor” (Lord’s Resistance Army, LRA) en Uganda. Lo narra a través de los ojos de un testigo, Jacob, cuyo hermano fue secuestrado y asesinado. El LRA ha sembrado el terror en Uganda del Norte durante dos décadas, secuestrando a niños y obligándoles a convertirse en niños-soldados o esclavos sexuales.

El video invita a movilizarse para detener a Kony, concretamente a dar la mayor difusión posible al video y proporciona un action kit, que consiste en suscribir la petición contra Kony, de tal modo que el mundo entero sepa quién es y que se ejerza así presión sobre los jefes de gobierno para que pueda ser detenido y puesto a disposición judicial.
Flannery secundó esta invitación inmediatamente. «Tengo una mentalidad tan americana, que tenía que hacer algo», explica. Pero no fue la única, pues en pocos días este llamamiento obtuvo un éxito inesperado y sin precedentes. Primero en las redes sociales y luego en los medios de comunicación tradicionales.

Sin embargo, la burbuja explotó, daba la impresión de que el fenómeno se había desinflado tan rápidamente como había estallado. Twitter y Facebook pronto volvieron a ocuparse de cosas más banales: qué come la gente para desayunar, quién ha quedado con quién...

Pero para los chicos de Gioventù Studentesca en los Usa el clamor en torno a Kony 2012 ha sido una ocasión para mirar el drama hasta el fondo. Cuando los responsables de GS, en su mayoría profesores, se dieron cuenta de que sus alumnos estaban impresionados por el video que estaba llamando tanto la atención de los medios, les invitaron a reflexionar sobre el verdadero significado de la justicia y la caridad.
«Este tipo de cosas provoca una reacción sentimental, pero también la exigencia de justicia que llevamos dentro, y es necesario resolver esta cuestión: por una parte ocupándose de Kony, pero por otra parte surge la necesidaad de implicarse personalmente con un problema y con la gente que lo sufre», explica Barbara Gagliotti, profesora de Brookewood. Quien observa que parece que basta con cambiar la imagen de un perfil o marcar la opción “Me gusta” en Facebook para que la gente se sienta bien consigo misma, pero se pregunta si este comportamiento tiene un valor real. «No es caridad en el sentido de unirse a otro ser humano, de soportar el sufrimiento de otro. No reconoce que todos somos conniventes con el mal».
Joseph McPherson, director de la escuela Brookewood, añade: «Es como cuando las damas de la época de la Reina Victoria lloraban leyendo a Dickens, pero no hacían nada concreto para aliviar el sufrimiento o pensar que quizá también ellas podían causar sufrimiento a otros. Podemos hacer cosas buenas para contrarrestar el mal, pero es necesario un sacrificio concreto, no basta sólo la buena voluntad».

En Nueva York, los estudiantes de la Cathedral School han enseñado el video a su profesora Monica Canetta, porque sabían que había vivido en Uganda y querían saber más de la guerra y de Kony. Monica vio el video con sus alumnos y luego organizó un encuentro con su amiga Agnes, que fue secuestrada en Uganda, y que ahora, como abogada, lucha por la tutela de los derechos humanos. Agnes les explicó que, cuando estudiaba, vivía en un colegio de Uganda del Norte. Una noche, los rebeldes del LRA irrumpieron en la escuela y secuestraron a 139 alumnos. La monja responsable persiguió a los rebeldes, suplicándoles que no mataran a los niños. Los rebeldes finalmente devolvieron a la mayor parte de los niños, pero se quedaron con treinta, entre ellos Agnes, que consiguió huir poco tiempo después.
Agnes dijo a estos chicos que el verdadero drama de hoy es responder a las exigencias de las víctimas de esos secuestros, muchas de las cuales sufren dificultades enormes para recuperar una vida normal. Mientras que la familia de Agnes la acogió a su regreso, muchas otras familias no permitieron a sus hijos volver al seno familiar al terminar la guerra. En muchos casos, las familias les tienen miedo, pues estas víctimas han sido obligadas a realizar muchos y crueles actos de violencia. Algunos de ellos no son capaces de afrontar lo que les ha sucedido, lo que han tenido que hacer, y no pueden perdonarse a sí mismos. «Me impresiona que el video haya nacido de la amistad entre el productor y el chico ugandés, y que Russell quiera comunicar algo positivo a su hijo», dice la profesora. El video también le ha enseñado que el sentido religioso de sus alumnos y de otros chavales de su edad está muy vivo y les empuja a desear y a actuar. Y concluye: «Esta necesidad es tan pura que quieren hacer algo, quieren justicia».

En Boston, los chicos de GS de la Cristo Rey High School discutieron sobre el impacto que el video les había causado y escribieron un manifiesto que distribuyeron entre sus compañeros. Como dice uno de ellos: «Más que otra cosa, esta situación me hace gritar “¿por qué?, ¿por qué existe un mal tan grande?”. Nos obliga a ser humildes y dar gracias por haber experimentado que la vida tiene un valor y una dignidad».
Para Flannery, la oportunidad de hablar del video con los adultos ha sido muy útil: «Si no hubiera sido por ellos, nunca me habría preguntado qué es la justicia, es decir, qué significa para mí. Estoy muy agradecida por el video y por la atención que ha despertado. Es lo más humano que ha sido noticia desde hace mucho tiempo».

Para los alumnos de Monica, las preguntas suscitadas por el video han representado el inicio de algo nuevo: la amistad con Agnes y el deseo de saber más. Así que ella y otros amigos de Nueva York han organizado la adopción a distancia de tres niños de Uganda durante cuatro años. «Hemos decidido comenzar en la escuela una relación con estos niños ugandeses que hemos “adoptado” escribiéndoles cartas», cuenta: «Podría ser el inicio de una amistad. Mis alumnos han dicho que es la mejor manera de saber qué está pasando en Uganda. Hemos descubierto que la educación comienza con una relación, no con un action kit».