Obama con el premier israelí, Netanyahu.

La cautela de Obama y la “resistencia” árabe

Linda Stroppa

«Momento crucial» en la estrategia de EEUU sobre Oriente Medio. Con esta expresión acogieron los medios de comunicación el discurso de Barack Obama en la Casa Blanca sobre la “primavera árabe” y el proceso de paz. En su intervención, entre las críticas a los regímenes de Libia y Siria, y la defensa de la libertad de las poblaciones norteafricanas, Obama abordó una cuestión crucial: la necesidad de resolver el conflicto palestino-israelí. Para ello «es necesario volver a las fronteras del 67», declaró.
El discurso no gustó en Israel y al día siguiente, en la reunión del presidente americano con el primer ministro Benjamin Netanyahu, la respuesta fue clara: Israel se opone a cualquier retirada más allá de fronteras «indefendibles». «Estamos dispuestos a hacer concesiones, pero no a volver atrás. No se tienen en cuenta determinados cambios demográficos que se ha producido sobre el terreno en los últimos 44 años». También rechaza «la paz con Hamas, la versión palestina de Al Qaeda».
¿Estamos realmente frente a «un nuevo capítulo de la diplomacia americana»? «EEUU es el único país capaz de influir en las decisiones israelíes», explica Camille Eid, periodista y escritor libanés. «Pero va despacio. Demasiado».

¿En qué sentido?
Aplaude el grito de libertad de las revueltas árabes, pero presume de «no querer presionar» las decisiones que afectan al conflicto medio-oriental. ¿Por qué? Detrás se esconden juegos políticos y cálculos electorales, y por eso trata la cuestión con tanta delicadeza. En vez de aprobar los ideales de la “primavera árabe”, EEUU debería ir hasta el fondo de la cuestión palestina y discutir los puntos calientes del problema: los colonos y Jerusalén Este. Sin eso, los llamamientos se quedarán en el aire.

Son muchos los que consideran que la posición del presidente estadounidense es «un llamamiento a la paz caluroso, pero inconsistente». Entonces, ¿qué importancia tiene?
Respecto a la cuestión palestino-israelí no contiene ninguna novedad. Obama ha pedido que se llegue a un acuerdo que prevea el regreso a la situación anterior a la Guerra de los Seis Días, durante la cual Israel ocupó la península del Sinaí y la franja de Gaza (territorios que abandonó en 2005), Cisjordania y Jerusalén Este. Se trataría de volver a un Estado con las fronteras de Cisjordania, con ligeras modificaciones, que supondrían desmantelar la mayor parte de los asentamientos israelíes en estos territorios, donde viven cerca de trescientas mil personas. Ciertamente, para los palestinos sería ventajoso…

¿Sin embargo?
Hay que tener presente a la otra parte. El presidente norteamericano ha hablado de Israel como un «Estado judío». Pero si Israel, al definir sus fronteras, reivindicara el carácter hebreo del Estado, convirtiéndolo en una cuestión de raza o religión, más de un millón de árabes palestinos perderían la ciudadanía y correrían el riesgo de ser expulsados de Cisjordania. Nadie está dispuesto a acoger a un millón de refugiados.

¿Cuál es el papel de EEUU en Oriente Medio?
Estados Unidos “pesa” sobre Israel en términos de financiación económica y bélica (Israel recibe más de tres mil millones de dólares al año de EEUU), por lo que puede permitirse influir en las decisiones del Estado. Pero, en realidad, sucede exactamente lo contrario. Es Israel quien influye en la política americana, a través de los lobbies sionistas, que inciden, también desde el punto de vista numérico, en las decisiones del Gobierno de EEUU.

La reconciliación entre Al-Fatah y Hamas, ¿qué consecuencias tiene en las relaciones entre Israel y Palestina?
Al-Fatah y Hamas son las principales fuerzas en acción, pero sólo el tiempo dirá si su reconciliación traerá cambios efectivos. Por ahora, sólo hay mucha incertidumbre. Los términos del pacto –alcanzado en una sucesión de acontecimientos regionales, empezando por la revuelta siria contra Assad– son muy vagos. No están claros los términos de esta “paz”. Habrá que ver qué sucede, ¿se plegará Hamas a las negociaciones? Yo creo que sí…

¿Por qué Obama ha ofrecido un discurso tan largo precisamente el día de su reunión con el premier israelí?
Los americanos sabían bien cuál era la posición de Israel. La oposición de Netanyahu era previsible y, en este sentido, Obama ha recibido una bofetada. Pero en el fondo, éste es el gran juego de la diplomacia: siempre se parte de una posición intransigente para llegar a un compromiso. Por otra parte, los palestinos no se moverán fácilmente, no darán su brazo a torcer. Hasta que no haya iniciativas concretas para alcanzar un acuerdo que garantice, si no la paz, al menos la estabilidad en la zona.