La historia más fascinante del 1 de mayo

Comunión y Liberación (EE.UU)

El pasado 1 de mayo sucedieron dos acontecimientos históricos, que rivalizaban por atraer nuestra atención.
Por un lado, eran innumerables los servicios de noticias que proclamaban la muerte de Osama Bin Laden. Pero, por muy dramáticos que sean los detalles de esa historia, no es realmente nueva.
Se trata de la muerte de un hombre cuya ideología le llevó a él y a sus seguidores a matar a otros hombres y a alegrarse por ello. De hecho, la ideología siempre empuja a las personas atrapadas entre sus garras a devaluar la vida humana frente a los ídolos que crea y a deleitarse en la muerte de aquellos que se niegan a adorarlos. Desde este punto de vista, las emotivas celebraciones por la muerte de Bin Laden las hemos percibido como un signo preocupante del dominio de otra ideología sobre algunas personas, aunque se utilicen palabras como "libertad", "democracia" y "justicia".
Por otro lado, hemos visto a un millón y medio de personas reunirse en Roma para celebrar la beatificación del anterior Papa, Juan Pablo II. Con ello hemos sido testigos de una historia fascinante, una realmente nueva.
Su dramática vida transcurrió entre dos de los regímenes más perversos que ha conocido la historia, inspirados a su vez por dos de las ideologías más ciegas que hayan existido: el nazismo y el comunismo. Vivir su fe como la "inteligencia de la realidad" —en palabras del Papa Benedicto XVI— le llevó a reconocer y proclamar la bondad última y la dignidad de cada persona, fundamentada en su relación única con Dios. Al animar a sus compatriotas a unirse en solidaridad y a poner en práctica esa inteligencia, les entregó un arma que venció al comunismo en su país, y provocó su colapso en Europa.
Esa inteligencia de la fe también le otorgó un amor patente por los seres humanos, como demuestra especialmente el perdón que concedió al musulmán que intentó asesinarle. ¿Quién puede olvidar la foto de 1983 de Juan Pablo II en la cárcel con su brazo alrededor de Mehmet Ali Agca, mientras le daba la mano? Recientemente hemos visto esa misma inteligencia de la fe luchando contra la ideología del terrorismo islámico en Pakistán, tras el asesinato de su exministro para las Minorías, Shahbaz Bhatti. Después de la muerte Shahbaz, su hermano Paul dijo que él y su familia han perdonado a los asesinos, "porque nuestra fe nos enseña a hacerlo. Nuestro hermano Shahbaz era cristiano y la fe cristiana nos dice que debemos perdonar".
La inteligencia de la fe también hizo a Juan Pablo II valiente frente al mal, proclamando ante todos: "¡No tengáis miedo!", "¡El amor es más fuerte que la muerte!". ¡Qué contraste con tanta gente atemorizada tras la muerte de Bin Laden!
Creemos que la historia de la vida de Juan Pablo II y la atracción que ha ejercicio sobre millones de personas en todo el mundo es una historia mucho más fascinante que la de la muerte de un hombre. Esto se debe a que seis años después de su fallecimiento la vida de Juan Pablo II sigue siendo testigo del único anuncio verdaderamente nuevo en la historia: el hecho de un hombre que ha resucitado de entre los muertos y de su presencia continua entre nosotros.
Mirando a sus testigos, nos esforzamos por seguir a Cristo presente hoy para aprender a convertir la inteligencia de nuestra fe en inteligencia de la realidad, a fin de construir lo que Juan Pablo II llamó una "civilización del amor", que es más fuerte que su opuesto, la cultura de la muerte.