Inteligencia de la fe, inteligencia de la realidad

Encuentromadrid 2011

La época moderna se ha caracterizado por una doble reducción. La razón se ha convertido en razón instrumental, abandonando su vocación de buscar el significado último de la realidad y cerrándose a la pregunta por el Misterio; por otra parte la fe ha tendido a reducirse a ética o a mera piedad, separada de la vida. Se establecían así dos planos que no se tocan, perfectamente independientes.
Pero si ambas, razón y fe, responden a su auténtica naturaleza, deben romper ese cerco. Es la gran intuición que ha desarrollado Benedicto XVI a lo largo de su pontificado.
¿Qué desafío implica esto para el protagonismo de los católicos en la ciudad común? A eso trata de responder, de varias maneras, esta edición de Encuentromadrid, que tiene por lema “Inteligencia de la fe, inteligencia de la realidad”. En primer lugar se trata de una formulación utilizada por el Papa en su discurso al Pontificium Consilium Pro Laicis. Allí recordó que nunca debe olvidarse que “la contribución de los cristianos sólo es decisiva si la inteligencia de la fe se convierte en inteligencia de la realidad, clave de juicio y de transformación”.
La experiencia de la fe abre y profundiza la razón, ayuda a clarificar aquello que la propia razón por su propia energía no alcanza, o ante lo que vacila. Por otra parte sostiene la libertad de la persona en la adhesión a la verdad y el bien que ha encontrado. En ese sentido hablamos de inteligencia de la fe, como capacidad de conocimiento y de libertad dentro de la realidad.
La forma de la presencia cristiana es el testimonio, que no es la mera afirmación de un valor sino una implicación en la realidad llena de razones, que no teme medirse con las preguntas y las exigencias del corazón del hombre. Esa inteligencia de la fe, de la que hablamos, es la personalidad nueva que el cristiano introduce en los ambientes donde vive.
La inteligencia de la fe se verifica como inteligencia de la realidad a través de la presencia de personas que documentan una humanidad distinta en todos los campos de la vida social: escuela y universidad, trabajo y empresa, política y compromiso en las instituciones.