Foto de grupo del Meeting Cairo.

Tras las bombas, “volvemos a partir de la Belleza”

Hossam Mikawy*

Durante la Noche Santa, una bomba de ignorancia, terrorismo y extremismo explotó y mató a hombres, mujeres, ancianos, niños, musulmanes y cristianos. Sus cuerpos saltaron en pedazos, y los muros de la iglesia de Alejandría se mancharon con su sangre. Cuerpos a jirones que fueron arrojados en la mezquita construida detrás de la iglesia hace tres décadas. “Somos vecinos desde hace treinta años”, explica el sacristán. “Utilizábamos el agua de la iglesia cuando estábamos construyendo la mezquita”, recuerda uno de los fieles de la mezquita. De este ataque, paradójicamente, se podría obtener en el fondo un bien porque ha hecho pensar a los egipcios, que ahora se preguntan: “¿Por qué nuestros hermanos cristianos? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Por qué la distancia entre nosotros se ha hecho tan grande?”. Hemos hablado con todos los voluntarios del Meeting Cairo y todos nos han preguntado lo mismo: “¿Qué podemos hacer después de la explosión de Alejandría?”. La respuesta ha sido organizar un concierto con cantos de la tradición islámica y cristiana, cantos sufíes e himnos litúrgicos.
La cita es en Qubbat Al Ghori, un lugar lleno de historia que testimonia la larga convivencia entre musulmanes y cristianos. El público musulmán se mezcla con el cristiano. En primera fila, doce cantantes sufíes; en la fila central, doce cantantes cristianos; en la tercera y última fila, doce cantantes de la tradición bizantina. El concierto empieza e inmediatamente se ve a los cristianos y musulmanes de la orquesta profundamente conmovidos.
Nosotros estábamos sentados a pocos metros del palco y vimos a un cantante de la primera fila que lloraba mientras el grupo cristiano empezaba a cantar, tres cristianos lloraban mientras cantaban. Uno de ellos miraba al cielo, igual que hacía uno de los musulmanes. Lloraban y miraban a Alá. Nadie entre el público podía contener las lágrimas. Incluso los fotógrafos, los responsables de la seguridad y los periodistas.
Durante el descanso se oían comentarios como: “¿Pero cuándo nos hemos dividido por la religión?”, “El Corán, con la Biblia”; “Las iglesias junto a las mezquitas, siempre seremos vecinos”; “¿Por qué decimos tu religión y mi religión, cuando Dios es Uno?”. Durante el concierto, las lágrimas del cantante musulmán de la primera fila no cesaban. Antes de terminar, el director leyó la poesía Los héroes, del papa copto Shenouda III, dedicada a los mártires, y al final cantó para toda la humanidad, y nosotros con él. Hasta uno de los voluntarios, sin voz a causa de una intervención quirúrgia, gritó con toda la fuerza que pudo: “¡Larga vida a Egipto!”.
Después del concierto, nos acercamos para felicitar a la orquesta, especialmente a los cantantes cristianos para expresarles nuestra cercanía. Les dijimos: “En el fondo, paradójicamente, ha sido la ocasión de obtener un bien, porque este ataque nos ha hecho pensar los unos en los otros”. La belleza de las voces y de los textos salvaron todos estos años en los que se habían roto los vínculos con los cristianos.
* Presidente del Tribunal del Sur de El Cairo