“Me gustaría que se sintieran tan amados como yo”

Leandro (Brasil)

No sé vosotros, pero yo me he quedado muy triste y conmovido al ver los servicios informativos que hablaban de la gente de Nova Friburgo, Petropolis y Teresopolis. Gente humilde, que no tenían mucho y que lo han perdido todo en unas horas a causa de las inundaciones.
Me ha impresionado un hombre, de unos 70 años, que decía que había construido su casa durante 40 años, con mucho esfuerzo y trabajo, y en dos horas ha visto cómo la lluvia la ha barrido. Acababa de llegar a la escuela que sirve de refugio a los afectados, solo, a las tres de la mañana, tan sólo con lo que llevaba puesto y todo sucio de barro. ¿Pero a un hombre en esta situación le basta con las indemnizaciones y ayudas del Gobierno?
Hoy he llorado. En primer lugar, por cómo sufren estas personas; y después por un enorme sentimiento de impotencia, de no poder hacer nada. Cómo me gustaría que estas personas pudieran experimentar una brizna de esa mirada que a mí me ha alcanzado. Cómo me gustaría que se sintieran amados como yo. Yo no he perdido mi casa, ni mis cosas, pero llegué a perder mucho más que eso, el sentido de la vida. Sin embargo, Él vino, Él vino hasta mí para mostrarme que la vida es bella, incluso con las cosas tristes que suceden. Una mujer que lo ha perdido todo, respondiendo a un reportero que le había preguntado “¿Y ahora qué?”, ha dicho: “Con la fe, comienzo todo de nuevo”. ¡Dios mío, cómo deseo algo así de sólido y fuerte, así de sencillo!
Hoy no soy capaz de ir a trabajar igual que los demás días, no soy capaz de fregar el baño ni limpiar la casa igual que siempre. Con el dolor de estas personas, algo nuevo ha entrado en mi vida, se ha despertado de nuevo en mí, todavía más fuerte que antes, el deseo de tocar a Cristo. No basta con ver a alguien feliz, no basta con creer por tradición, eso no sostiene nada. Sólo me basta mirar a Cristo a los ojos. No sé el porqué de tanto dolor para estas personas, pero ya hay algo para lo que ha servido: su dolor está salvando mi vida.
Rezemos por ellos y por nosotros.