La subsidiariedad entra en la agenda política

Big Society
Redacción

Durante los últimos meses, los medios de comunicación de toda Europa, también los de España, hablan con insistencia de la Big Society, una propuesta del primer ministro británico, David Cameron, que ha suscitado un intenso debate sobre el protagonismo de la sociedad civil en un momento de grave crisis económica.
La subsidiariedad ha entrado así en la agenda pública. Ya lo apuntaba el periódico El País el pasado mes de agosto, en un artículo en el que Joan Subirats analizaba la propuesta, “que vuelve a situar el debate sobre los impactos sociales de la crisis en el eje público-privado, una iniciativa que propone devolver la palabra a los que están cerca de los problemas”.
Sin embargo, en España la idea ha sido recibida con cierto recelo. El propio Subirats, en el artículo mencionado, afirma que “no me inspira confianza”. En vez de una invitación al protagonismo social, se interpreta como una amenaza para realizar recortes sociales.
A pesar de que reconoce que, “desde una perspectiva española, de fuerte tradición estatocéntrica, no deja de sorprender esa llamada a un esfuerzo civil y esa confianza en los actores cercanos a los problemas. Pero, una vez dicho esto, convendría que en España, desde los partidos y organizaciones que afirman luchar por una mayor justicia e igualdad social, se reconsideraran viejos tabúes sobre quién representa la esfera pública y quién tiene que ocuparse principalmente de resolver los problemas sociales. Tenemos suficiente experiencia acumulada sobre las ventajas e inconvenientes de la acción estrictamente pública (de las instituciones y Administraciones públicas) para saber que no todo son parabienes en el balance de sus actuaciones. Deberíamos asumir que la esfera pública no se agota en el marco institucional, y que las organizaciones y entidades sociales representan también los intereses generales”. Un planteamiento que está en el origen de iniciativas bien concretas, como la Compañía de las Obras.
El diario Páginas Digital ha querido profundizar en la propuesta de la Big Society y ha publicado una larga serie de entrevistas y artículos de fondo de reputados expertos y economistas que subrayan la necesidad de iniciativas de este tipo, una urgencia en época de crisis, y la posibilidad de que un proyecto como éste pudiera “traer más libertad a España”.
Mientras tanto, el ideólogo de tan provocadora propuesta y asesor de David Cameron, Philip Blond, ha hablado esta semana en la Universidad Católica de Milán. Allí ha descrito en qué consiste la Big Society y sobre todo su convicción de que se trata de una propuesta válida no sólo para el Reino Unido. La clave está en “la formación de grupos intermedios” para superar la perpetua dicotomía entre Estado y mercado, entre público y privado, donde “impera un individualismo en el que siempre unos acaban dominando sobre otros”.
Refiriéndose a la ciudad de Milán, Blond observó que “el nivel local es fundamental, porque permite a los ciudadanos de a pie ser protagonistas, implicarse y participar de forma activa. Sólo hay que favorecer la creación de comunidades basadas en intereses comunes. El punto de partida deben ser las personas que se preocupan por el destino de su ciudad, de su calle, barrio y cultura. Y estas personas existen en todas partes, por eso mantengo que la Big Society no es sólo una propuesta válida para comunidades locales, sino también para las grandes ciudades modernas”.