El bautismo de Bledar.

La alegría de tener un hijo “salvado por los pelos”

Bledar está preso en la cárcel de Padua. En su archivo pone “cadena perpetua”. Ha vivido mucho, pero en la cárcel ha sucedido algo que le ha cambiado la vida. Gracias a su trabajo allí ha conocido a unos amigos que le han hecho ver que su vida todavía vale la pena ser vivida. Que hay Uno que le quiere más allá del mal que haya cometido. Sus jornadas siguen siendo iguales, pero todo ha cambiado. Musulmán nacido en Albania, “como la Madre Teresa”, ha querido convertirse al cristianismo y en primavera comenzó la catequesis para recibir el Bautismo. Giovanni es el nombre nuevo que ha elegido.
Bledar Giovanni escribió a sus padres, que viven en Albania, para contarles todo lo que le había sucedido. Ellos, después de tantos años, se reencuentran con aquel joven que “el Señor ha agarrado por los pelos y le ha salvado”. Reproducimos algunos fragmentos de la última carta que han enviado a Bledar:

Nuestro querido Bledar:
Mientras te escribimos esta carta, rezamos a Dios para que estés bien, que tengas salud y trabajo; estamos seguros de que estarás bien porque tienes a personas buenas a tu lado, pero encomendarse al gran Dios nunca viene mal. Todo lo demás se resolverá poco a poco con la ayuda del Señor Jesús y con tu ayuda, pues no debes dejar de seguir el camino que has tomado.
Bledar, con todas las cartas que nos escribes nos llenas de esperanza para vivir serenos, por fin podemos descansar, ya no estamos siempre preocupados por tus muchos problemas, los que tú mismo buscabas y creabas sin pensar en dónde te estabas metiendo. Qué bien oírte hablar con serenidad, con el corazón, sin toda esa rabia que daba miedo. Nosotros nos lo imaginábamos todo, aunque tú intentaras ocultarnos lo que hacías, sabíamos que era algo malo. Ahora te lo podemos decir porque hemos visto que has vuelto a la realidad. Tu última carta era tan hermosa que la hemos leído por lo menos quince veces, hasta bien entrada la noche, estamos muy contentos por ti, porque tú finalmente vivas bien tus jornadas, con la serenidad que nos transmites a todos.
Bledar, si creemos en las cosas del Buen Dios con todo el corazón, Él te ayudará, tu madre y yo rezamos, tú debes rezar a Dios y verás que Él estará siempre contigo, igual que está con nosotros.
Te escribimos con el amor que sólo un padre sabe dar a su hijo, con una mirada que hoy es aún mejor porque tu rostro ahora es más bello, por fin te has quitado la vieja máscara que tanto te afeaba. Esperamos poder ir a verte cuanto antes porque queremos abrazarte, ver tus ojos cambiados.
Dentro de poco recibirás lo más hermoso que deseamos para ti, la “eliminación de los pecados”. Con el Bautismo, “Giovanni”, tu vida volverá a comenzar, limpia, te deseamos que la conserves como el Señor te la da. Nos alegra mucho que nos hables de Cristiano (el niño ugandés que Bledar ha adoptado a distancia), que le sigas ayudando a crecer, tú siempre has sido así, siempre has ayudado al prójimo con un gran corazón, desde pequeño has sido así, si tenías un trozo de pan lo compartías con el de al lado, es el don que Dios te ha dado desde que naciste. Y lo debes compartir siempre con quien esté a tu lado. Si notas que los demás pierden la confianza en Dios, reza por ellos para que un día entiendan que se habían equivocado.
¿Te acuerdas de cuando eras pequeño e ibas al colegio? ¿Cuando teníamos un jardín cuyos frutos tú llevabas a tus compañeros? ¿Cuando en vez de libros llenabas la cartera con fruta para toda la clase? Si Dios te ha dado un corazón tan grande, yo pido a Dios que te guarde un sitio en el Paraíso porque tu sitio está allí, tú tienes un corazón bueno y Dios lo sabe.
Bledar, sin Dios ninguno de nosotros estaríamos aquí. Si perdemos la fe, perdemos nuestra naturaleza de hombres y nos convertimos en animales. Tú siempre has sido para nosotros un Ángel, siempre has hecho mucho por todos y todos sabíamos que el Señor te agarraría por los pelos para salvarte, debes dar gracias al Señor porque te ha aferrado a tiempo. Todos los que estáis ahí dentro debéis quereros bien, como hermanos, rezamos por todos vosotros.
Te saludan tus hermanas y hermanos, tus primos y todos los amigos. Recibe un gran abrazo de tus padres, todos los días le pedimos a Dios que te guíe para que sigas así, para que seas un chico tan maravilloso.
Con amor,
tu padre y tu madre.