Cor Magis. El corazón, la obra, el bien común. Siena Anno Domini 1337.

Mariella Carlotti

El año pasado, en el centro del pabellón de la CdO en el Meeting, preparamos una exposición con los modelos de las baldosas de Giotto que decoran la base del Campanario de Santa Maria del Fiore en Florencia. El ciclo escultórico florentino, dedicado al trabajo, parecía estéticamente una oportunidad única para comunicar la idea de trabajo a la que la Compañía de las Obras dedicó que Asamblea Nacional de 2008, con el lema "Tu trabajo es una obra”.
Quien visitó el pabellón de la CdO en el Meeting en agosto pasado nos encontró así, a partir de un interés cultural y educativo que está en la raíz de la rica variedad de nuestras obras.
La experiencia fue tan significativa que pensamos enseguida en repetirla y cuando Carrón desarrolló el tema que CdO ha elegido para el nuevo año social, "Tu obra es un bien para todos", mi pensamiento se dirigió inmediatamente a un ciclo de pinturas en los que nuestra tradición medieval ha expresado su concepción del bien común: los frescos del Buen Gobierno en el Palacio Público de Siena. Con Marco Barbone, responsable de comunicación de la CdO, con quien organicé la exposición de las baldosas, empecé a verificar la posibilidad de este nuevo proyecto, que nos mantiene unidos.
“Todas las épocas anhelan un mundo más bello", escribió el gran historiador Huizinga. En el Salón de los Nueve, la sala del gobierno de la ciudad, el mundo medieval sienés pintó su ideal de vida en común. Juzgar una época es juzgar su ideal, tal vez mil veces traicionado: un hombre, un pueblo no es lo que logra realizar –aquí entran en escena factores que no determina la propia voluntad-, sino lo que desea, lo que motiva cada pensamiento y cada acción.

La tensión hacia el bien común
La fe cristiana compartida devolvió a los hombres del siglo XIV tesis que buscaban la armonía para encontrar el camino hacia el cumplimiento. En los frescos de Lorenzetti se ve la oposición dramática entre la búsqueda del propio bien -fuente de todo tipo de violencia- y la tensión hacia el bien común que, en la medida en que consigue una convivencia armónica, salva al yo, conservándole sus propias dimensiones, desproporcionadas por naturaleza, no atribuibles a una pequeña posesión.
El efecto es un mundo más hermoso, una ciudad y un campo -como todavía son los de Siena, justamente por esta herencia- sobre los que ha quedado impresa la armonía de una época. Un mundo más hermoso que es la anticipación, como decía Jacopone, de ese "reino "celestial / que cumple toda alegría / que el corazón ha deseado", ese mundo que pintaron Duccio y Simone en su célebre Majestad.
Reproduciremos estos frescos casi a tamaño natural en la zona central del espacio CdO para mostrar, con la capacidad de persuasión propia de la belleza, que el bien de todos es más "mío" que el individualismo.

El pergamino de Lando di Pietro
Mientras trabajaba en la preparación de la exposición y en el libro que la acompañará, me preguntaba de dónde nacería en los hombres de la Edad Media esta tensión al bien común, dónde se podría localizar de forma visible. Debo a dos amigos míos de Siena -Francesco Mori y Antonio Socci- el descubrimiento de una historia impresionante que ha contestado a mi pregunta.
La historia es ésta. El 23 de enero de 1944, un violento bombardeo aliado sacudió la periferia de Siena, dejando milagrosamente intacto el casco antiguo y la catedral. La pérdida más grave para el patrimonio artístico fue la Basílica dell’Osservanza, que quedó casi destruida. Sobre el altar principal de la iglesia había un bonito Crucifijo de madera -del que se desconocía, hasta a entonces, el autor y la época- que quedó literalmente pulverizado. Entre los escombros los frailes encontraron algunos fragmentos de la rodilla y del brazo izquierdo y buena parte de la cabeza. La sorpresa fue encontrar un pequeño pergamino unido al fragmento de la rodilla y otro más grande escondido dentro de la cabeza de Cristo. Los textos eran autógrafos del autor de la obra: Lando di Pietro.
En ellos el artista, conocido orfebre y arquitecto, además de anotar la fecha de realización de la Cruz -enero de 1337 (1338 para nosotros, ya que en Siena el cambio de fecha se produjo el 25 de marzo, solemnidad de la Anunciación)-, nos dejó un testimonio conmovedor de su sensibilidad cristiana.
En el pequeño pergamino escondido en la rodilla se lee la fecha y el autor de la obra (Año del Señor 1337, Jesucristo, por tu misericordia, sea recomendada el alma de Lando di Pietro orfebre, que construyó este crucifijo).
En el pergamino hallado en la cabeza del Crucifijo hay en cambio una larga oración que Lando dirige a la Virgen y a los santos para que le confíen a Dios su destino, el de su familia y el de todas las generaciones humanas.
En el mismo año en que Ambrogio Lorenzetti pintó el Buen Gobierno en el Palacio Público, otro gran artista sienés -autor, entre otras cosas, de la ampliación de la Catedral- talló el gran Crucifijo, ahora destruido. Pero, paradójicamente, fue la destrucción de la obra la que reveló el corazón del artista: es esta tensión al ideal que el hombre vive en lo más íntimo de su existencia cotidiana y que "esconde" en su obra, la raíz misteriosa que florece en la concordia de la Siena que Lorenzetti representó en la Sala de los Nueve. Tu obra es un bien para todos, si tiene dentro este pergamino: parece poco, en cambio es esta tensión a lo verdadero que uno vive en su trabajo lo que da lugar a un mundo más bello.
Gracias a los Frailes Menores de Toscana y a la Superintendencia de Siena, tendremos en el Meeting la cabeza del Crucifijo de Lando y los dos pergaminos que fueron escondidos en su interior. Es la primera vez que estas preciosas creaciones salen de Siena: estamos orgullosos de poder hospedar en el pabellón de la Compañía de las Obras los signos de lo que reconocemos como nuestra propia alma, y de poder contar y hacer ver a todos la historia que testimonian, nuestra propia historia.
Quien llega a Siena desde el norte encuentra escrito sobre la Puerta Camollia: "Cor magis tibi Sena pandit", es decir, “más que la puerta, Siena te abre su corazón”. En el Meeting 2010, dedicado al corazón, desvelamos el corazón de una ciudad, de un momento de convivencia entre los hombres para los que el bien común era el ideal perseguido.
Por eso, en la construcción del espacio CdO, con la reproducción de los frescos de Lorenzetti y la exposición de la cabeza y los pergaminos del Crucifijo de Lando di Pietro, hemos elegido como título: Cor Magis. El corazón, la obra, el bien común. Siena Anno Domini 1337.