Carrón, Jesús, el Mesías manifestado

Jesús, el Mesías manifestado

Julián CarrónEditorial Ciudad Nueva - Madrid 1993
Páginas: 364

Esta obra estudia uno de los pasajes más debatidos de los Hechos de los Apóstoles. De él se ha dicho que contiene la más antigua cristología que se nos ha conservado. Es cierto, pero en un sentido más sorprendente del esperado. Hch 3, 19-26 es un texto al que se puede aplicar lo que P. Benoit dijo de un himno, con el que nuestro texto tiene «chocantes semejanzas», el Benedictus: «aún muy próximo a los orígenes judíos, pero que pone ya de manifiesto el cambio que ha tenido lugar». Los primeros cristianos, forzados por los acontecimientos de los que eran testigos, se vieron en la necesidad de formular, ya desde muy temprano, la novedad a la que estaban asistiendo. Es normal que para ello echaran mano de la riqueza de su tradición judía. En primer lugar, del Antiguo Testamento. Éste «daba un testimonio deslumbrante de la persona de Cristo, de su obra y de su mensaje. A la luz de los viejos textos, los acontecimientos aún recientes encontraban toda su significación y, a la inversa, en Jesús recobraban una nueva actualidad» (J. Dupont). Pero también recurrieron a concepciones judías conservadas en la literatura apocalíptica. Esta combinación, sólo posible en un marco palestinense, hace de Hch 3, 19-26 una de las expresiones más primitivas del esfuerzo de los primeros cristianos por formular la novedad de Jesucristo.