Huellas N.9, octubre 2017

Un acontecimiento que porta la esperanza

En el artículo puesto en Primer Plano sobre la situación que está viviendo nuestro país hay un apartado que nos ofrece algo muy valioso. Cuenta lo que pasó en una asamblea de estudiantes celebrada en Madrid en vísperas del 1-O, en la que una chica se sorprendió tocada por una unidad cuyo “misterio” rompió prejuicios e ideas abstractas, ante una realidad humana que aleja a estos adolescentes de la ingenuidad, el escepticismo y el resentimiento.
En el encuentro con la experiencia cristiana una estudiante que lo esperaba todo del 1-O y una comunidad entera de estudiantes y profesores fueron capaces de salir de sí mismos y de reconocerse como una sola cosa. Sin duda un acontecimiento que porta una esperanza para España.

Encuentros reales, personas concretas, hechos que suceden donde y cuando no te lo esperas, porque la corriente empuja hacia el lado contrario. Así ha comentado Julián Carrón el episodio citado: «¡El acontecimiento sucediendo! Solo el acontecimiento cristiano, cuando sucede, tiene la potencia de cambiar lo que nosotros ya hemos considerado imposible, como en este caso. ¿Qué otra cosa podemos decir sobre la situación actual de España, de qué otro juicio podemos partir?».
¿De dónde surgen hechos y personas así? Es preciso interrogarse al respecto, para caer en la cuenta de dónde puede nacer un conocimiento verdaderamente original, que no reduzca la fe a ideología (de ningún bando). Que desafíe en primer lugar a la razón, ante la falacia de la reactividad, la parcialidad o la turbia emotividad. Incluso ante lo políticamente correcto. Y que permita atender a la realidad y no a la propia opinión.

¿Qué permite recuperar un juicio nuevo que abrace la realidad entera? ¿De dónde nos puede llegar luz? «El punto de partida del cristiano es un acontecimiento. El punto de partida de los demás es una cierta impresión de las cosas», decía don Giussani. Así nos lo recordaba Julián Carrón en la Jornada de Apertura de curso, publicada en la Página Uno de este número. «Pero para que esto llegue a constituir el punto de partida», añade Julián, «es preciso que el acontecimiento esté sucediendo ahora y que sea más potente que la impresión que me provocan las cosas». Tal como le sucedió a esta chica catalana en una asamblea de estudiantes.