Huellas N.7, Julio/Agosto 2005

El Meeting de la Libertad

Hay un motivo más este año para acudir al Meeting de Rímini a finales de agosto. Los que lo protagonicen construyéndolo, los que lo visiten y todos los que amen sinceramente la libertad, se medirán con el título elegido por los organizadores: «La libertad es el don más precioso que a los hombres dieron los cielos». Durante una semana la frase del Quijote brindará a todos la oportunidad de profundizar en la experiencia y el sentido verdadero del gran don de la libertad. No como suelen hacer algunos semi-intelectuales y semi-filósofos que hablan de la libertad sin ton ni son. Tras los resultados del referéndum en Italia sobre la modificación de la ley nº 40 que regula el uso de los embriones para la investigación, al igual que tras la masiva manifestación del 18-M en Madrid en defensa del matrimonio y contra la reforma del Código Civil que lo vulnera, muchos se han sumado a este comentario: «La conciencia del País es más avanzada de lo que manifiesta el resultado del referéndum o las protestas de las calles españolas. Es más moderna, laica y civil». ¿Qué indica esta profunda desconfianza acerca de la libertad de las personas para elegir y elegir lo que consideran justo?

Libertad, este es el quid de la cuestión. Muchos hechos en el mundo –el problema de la democracia, la unidad de Europa, las guerras, el destino de la familia, la educación y el trabajo– están ligados a esta cuestión a la que cada uno, tanto individual como socialmente, responde de manera personal: ¿qué es la libertad? Más concretamente: ¿qué piensas y qué haces para ser libre?
En la vida privada y pública se habla de la libertad como un derecho y una conquista. Lo cual es verdad y por ello se lucha y se luchará siempre. Sin embargo, en su nombre se avalan también muchas pretensiones y ambigüedades que acaban por hacernos esclavos del poder dominante.

De la libertad se puede tener experiencia solo a través del encuentro con hombres libres. Se puede empezar a entender su naturaleza encontrando a personas que llevan su adjetivo –libre– impreso en el rostro y en el corazón. Lo dijo el que más ha amado a la libertad a lo largo de todos los tiempos: «Si permanecéis fieles a mi palabra, seréis de verdad mis discípulos; conoceréis la verdad y la verdad os hará libres». La verdad para Jesús de Nazaret no es una fórmula que estudiar en soledad. Es un don, algo más grande que los intereses de cada cual y que se atestigua mediante la vida.
«La libertad es la energía de adhesión a lo real, al ser. Es una adhesión a algo distinto de uno mismo que le cumple, que le hace crecer, que construye y que realiza nuestra persona» (don Giussani). Esta libertad que secunda la verdad, la hermosura y la bondad que reconoce ante sí, es la respuesta a todos los que corren tras la “conciencia” de un país que no existe, despreciando el pueblo concreto con su espera de una experiencia humana verdadera. Una buena razón para pasar por Rímini...