Huellas N.7, Julio/Agosto 2000

Acontecimiento

El sábado 24 de junio se celebró en Milán el Consejo nacional italiano de CL. Al finalizar el encuentro, don Giussani comentó brevemente el curso recién clausurado. Proponemos a todos su intervención como juicio sobre la vida del movimiento y como punto de vista para abordar el próximo Meeting de Rímini. En este año jubilar el Meeting se centra en el tema de la Encarnación, el acontecimiento del que depende nuestro presente y, por tanto, nuestra esperanza acerca del futuro.
Me ha admirado especialmente que, a diferencia de otras veces, el Espíritu del Señor ha encontrado tanta cabida en vuestro corazón que habéis subrayado muy de cerca, llegando casi a tocarla y desentrañárla, la única palabra que esclarece el camino que hay que recorrer: “acontecimiento”. Confieso que nunca he percibido tan agudamente el valor que tiene esta palabra como me lo habéis permitido apreciar hoy.
El problema es un acontecimiento, un hecho, un “caso” diríamos.
El problema es que ha sucedido algo en el mundo que conduce a su verdadero valor, a su valor sintético y grande, las palabras “acontecimiento cristiano”.
No se trata de “hacer la unidad”, sino de acogernos mutuamente y de acoger algo: lo que aconteció entonces y lo que acontece ahora. Lo que acontece es lo que ha acontecido. En efecto, tiene un nombre; un nombre que es el nombre, el nombre del Señor (“Señor”, lo llama el lenguaje bíblico): Jesús. ¡Que dentro de esta palabra se vea y se sienta, se piense, se vea y se sienta reunirse todo lo que Jesús vino a traer a la tierra!
El problema es la palabra “acontecimiento”; hoy me lo habéis aclarado de manera muy sugerente.
¡Lo que nos sucede a nosotros es algo que ya sucedió! Y así se comprende que no podamos vivir nuestras relaciones sin esperar recibir el “impulso” de nuevo para que ilumine, de manera más aguda, nuestro modo de vivir. Tal como nos lo enseña en estos momentos y en los momentos pasados Dios, el Padre de Jesús resucitado. ¡Ha resucitado! Y resucitar, significa que ha vencido al mundo - ¡qué éste ha sido vencido! - , que ha vencido también a la carne, esa carne mortal nuestra con sus debilidades y sus proyectos.
Amemos esta palabra, “acontecimiento”, y apuntémosla en todas las páginas del libro que es nuestra vida.