Huellas n.6 Junio 2022

Subsuelo

En una entrevista reciente, la Premio Nobel bielorrusa Svetlana Aleksievic, reflexionando sobre la guerra, se preguntaba qué nos había podido llevar hasta aquí, qué había pasado dentro de la gran “alma rusa”, en el grandioso influjo de la cultura de una nación espiritual, para llegar a ver a jóvenes soldados saqueando cadáveres. Una sola imagen que retrata una decadencia brutal. Se pregunta: «¿Dónde ha acabado esa alma?». Y añade: «¿Por qué hemos perdido a tanta gente en tan poco tiempo?».
En su opinión, el cambio histórico que «tanto esperábamos en los noventa» no ha llegado por falta de fundamento. Porque «la libertad la construye un hombre liberado».
Su provocación va más allá de los horrores de la guerra, llega al núcleo del ser –del hombre–, planteando la posibilidad de una vida nueva que no decaiga, que dure. ¿Qué tipo de liberación puede resistir el paso del tiempo y de la historia?

Vivimos con la pretensión de saber ya qué es lo «necesario», para nosotros y para el mundo, como decía el padre Mauro-Giuseppe Lepori, abad general de los cistercienses, en los últimos Ejercicios espirituales de la Fraternidad de CL. «Andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria». Estas palabras que Jesús le dirige a Marta han sido el núcleo central de los Ejercicios. Partiendo de ellas, Lepori se ha adentrado en la relación entre Cristo y esa mujer. Encontrarse con él aquella noche dejaba al descubierto «su necesidad más profunda, esencial, total».
Al tomar conciencia de su necesidad, ella acoge la «respuesta al deseo fundamental del corazón y de la vida». No es una invitación a hacer o a ser algo, sino una presencia personal, tan cotidiana como aquella cena y tan excepcional como una «energía atómica», decía Lepori, capaz de «invadir todos los recovecos subterráneos del subsuelo de la humanidad de Marta». Ella le habría perdido, y se habría perdido a sí misma, si no hubiera decidido hacer un camino para verificar el alcance único que tenía ese vínculo con cada aspecto de su existencia. «La presencia de Alguien que llena el corazón es lo único que puede cambiar nuestra relación con todas las cosas», hasta con la muerte.
En esta revista recogemos varias aportaciones que han llegado después de los Ejercicios, desde una joven madre en Jarkov a un chico de Moscú, que viven asombrados porque la vida de la vida no va en función del oleaje de la historia, sino que reside en una mirada que les permite renacer.
¿Cómo puede permanecer esta experiencia, por responder a la pregunta que planteaba al principio Aleksievic?