Huellas N.4, Abril 2012

La chispa

Por fin se vislumbran indicios de cierto ánimo recobrado. Pocos, pero algo es algo. Cuando el tono dominante es oscuro y en los medios sólo se habla de Bolsa, spreads y rating, cualquier atisbo de mejora es bienvenido. Para una Europa que hace tan sólo unas semanas parecía al borde del abismo, no está mal. Pero con una condición: que este aire más benévolo nos ayude a tomar en serio una pregunta importante.
Cortada la hemorragia de las cuentas públicas, evitado el temido efecto dominó, apuntalada la crisis griega que podría haber precipitado a otros países en el abismo, en definitiva, frenada la caída de la economía, ¿qué puede permitirnos volver a construir?

No es una pregunta que afecta sólo a la economía. Al separar los números y las cifras de la vida incurriríamos en el mismo error que nos ha llevado a la situación actual, a una crisis que sigue siendo en muchos aspectos estructural. Seguiríamos actuando como si la economía fuera ajena a una concepción del hombre (del trabajo, del dinero y del valor) que inevitablemente la sustenta y expresa. No es así y lo vemos claramente cuando en la sociedad y en los mercados cunden el caos y la confusión.

Pues bien, ¿qué nos hará crecer? No sólo para poner un signo positivo delante del PIB, sino realmente para crecer. ¿Las reformas necesarias? ¿Los técnicos y los expertos? ¿Los recortes y las nuevas leyes? Todo necesario y útil, pero insuficiente. Insuficiente para que salte esa chispa que permite ponerse de nuevo a crear. Hace falta «ese instante imprevisible en el que un hombre genera algo nuevo – productos, servicios, valor añadido, belleza para sí mismo y para los demás –, sin que ningún antecedente histórico, social y político pueda explicar del todo esa aportación de bien y de riqueza que se genera», como decía el Manifiesto de Comunión y Liberación difundido en estos meses para promover un amplio debate entre la gente.

Según vamos avanzando se hace más patente que el verdadero problema es éste. La chispa que enciende el crecimiento es el deseo. ¿Qué es lo que suscita el deseo, lo educa, lo libera y cultiva? ¿Qué es lo que le impide apagarse? ¿Qué le permite incluso resurgir?
En este número se puede descubrir un hilo rojo que liga el Primer Plano, dedicado a cómo se puede volver a crecer, la intervención del Presidente de la Compañía de las Obras, Bernhard Scholz, en el reciente EncuentroMadrid, y las palabras de Benedicto XVI en México y Cuba. En todos ellos se ofrecen respuestas al drama de la crisis, del trabajo y del esfuerzo necesario, pero sobre todo, a la pregunta sobre qué significa renacer. ¿Es posible resurgir? ¿Cómo? ¿Dónde? Este número de abril es una verdadera compañía para este tiempo pascual.