Huellas N.3, Marzo 2001

Acontecimiento es el Misterio que se impone

Publicamos los apuntes de la intervención final de don Giussani en el Consejo nacional de CL, celebrado el sábado 17 de febrero. Giussani profundizó en las ideas fundamentales recogidas en «Carisma e historia», que fue Palabra entre nosotros del anterior número de Huellas. El texto versa sobre el acontecimiento, el tema que está marcando actualmente la vida del movimiento.

Quiero manifestar mi verdadero agradecimiento por cada uno de los que habéis hablado, por cada uno de los que estáis aquí hoy, porque sin vuestra compañía nunca habría entendido, no habría comprendido todo lo que el Señor me hace comprender en este tiempo.
La palabra ‘acontecimiento’ abarca la amplitud y centra toda la dignidad que el hecho cristiano establece en la historia y permite vivir.
Señalo un aspecto interesante: jamás se puede decir qué forma adquiere el acontecimiento sin el bien de la corrección, de la autocorrección.
El acontecimiento no es un producto intelectual. Con el acontecimiento se expresa una preferencia hacia la persona toda entera.
Al igual que en la concepción judía, para hablar de cristianismo como de un acontecimiento, no podemos limitarnos a una serie de observaciones teóricas, lógicamente expresadas, porque no se trata de lógica, sino de algo que se impone, del Misterio mismo que se impone. El acontecimiento señala el Misterio que se nos impone. El acontecimiento es Misterio, es su manifestación suprema, aunque provisional. Espero seguir esta conversación con vosotros. Pero he querido intervenir para que vuestra conciencia y vuestra responsabilidad ética sientan el impulso inexorable del Señor que nos hace para Él.
El Señor nos hizo para Él, para Aquel en quien todo consiste. San Pablo nos dice que el universo entero consiste en Él.
Os deseo que la intensidad con que habéis trabajado en estos meses no oculte la grandeza y luminosidad de vuestro empeño, de tal modo que los primeros en ver sus frutos seamos justamente nosotros, vosotros y yo.
Que nuestro movimiento en la historia, que nuestro carisma sea algo grande en la historia de la humanidad, nos parece ahora como una posibilidad cierta. Una posibilidad que, de todas formas, no se realizará si cada día no vivimos la relación entre nuestra conciencia y Dios y entre nuestra responsabilidad moral y los demás hombres. Me gustaría volver a empezar desde el principio. ¿Cuál es la palabra que mejor define qué es el cristianismo en la historia del hombre, tanto para los creyentes más puros y tranquilos como para los Galli Della Loggia y los Scalfari? Acontecimiento.
Debemos desearnos esto. Desear que las palabras de la Misa matutina, o las últimas por las noches, las palabras que cierran las Completas, nos acerquen ese destino, el destino por el que todo lo que somos y tenemos lo recibimos del Señor a quien pertenecemos. Y así somos libres, intensamente libres, porque nada nos permite sentirnos tan privilegiados frente a los demás como pertenecer a Dios. Es el corazón de nuestro humano vivir.