Huellas N.10, Noviembre 2009

En el centro del círculo

Noviembre, mes de la caridad. El día 28, organizada por el Banco de Alimentos, se celebra la Jornada de recogida de alimentos en los supermercados de algunos países europeos y latinoamericanos. En 2008 colaboraron cien mil voluntarios. El Banco, que recoge los excedentes alimentarios de los productores, los grandes distribuidores y los comedores, y los distribuye a diversas obras que ayudan a los pobres, asiste actualmente a ocho mil entes y asociaciones, entre ellos, los Bancos de Solidaridad.
Iniciativas encomiables. Conmovedoras. Pero que estarían destinadas a ser un paréntesis tanto en la vida de los voluntarios como en la de los asistidos.

En cambio, no. En un acto como la Jornada de recogida de alimentos o en el trabajo de los Bancos de Solidaridad está todo. Basta con librarse de los estereotipos para darse cuenta de lo que Benedicto XVI escribe en la Caritas in veritate: «Una de las pobrezas más hondas que el hombre puede experimentar es la soledad. Ciertamente, también las otras pobrezas, incluidas las materiales, nacen del aislamiento, del no ser amados o de la dificultad de amar».
Quienes están solos se sienten necesitados. A menudo somos pobres, más y antes que por una necesidad material, por la soledad. Necesitamos las relaciones por lo menos tanto como la comida. Y por encima de todo necesitamos “la” relación con un significado para nuestra vida, con lo que le confiere sentido y dignidad. Por ello, el Papa prosigue: «Con frecuencia, las pobrezas son provocadas por el rechazo del amor de Dios, por una tragedia original de cerrazón del hombre en sí mismo, pensando ser autosuficiente, o bien un mero hecho insignificante y pasajero, un “extranjero” en un universo que se ha formado por casualidad. El hombre está alienado cuando vive solo o se aleja de la realidad, cuando renuncia a pensar y creer en un Fundamento».

El corazón de la Jornada de recogida y del trabajo a lo largo de todo el año es exactamente éste. En el centro del círculo que trazan los Bancos de Solidaridad y cualquier obra de verdadera caridad, hay algo más, algo que es el Misterio mismo. Reconocer el fundamento de la caridad hace superar la soledad, tanto al que recibe como al que da.
En este número encontraréis varios testimonios de este corazón y la invitación a sumarse a la Campaña “Manos a la obra 2010” de AVSI / CESAL, con el lema “Crisis y Desarrollo: la persona marca la diferencia”. Porque mediante la caridad en la verdad cada uno puede aprender lo que necesita para vivir. Lo que todos necesitan.