Huellas n.1 Enero 2023

El verdadero rostro

Cultura, caridad y misión son, según Giussani, las «dimensiones fundamentales» de una experiencia cristiana auténtica, las dimensiones de una vida en plenitud. De cada gesto, para que sea verdaderamente humano.
Para él, estas tres «modalidades» representan «una cuestión de vida o muerte para el gesto mismo», como escribe en El camino a la verdad es una experiencia.
Son el «verdadero rostro» de cualquier expresión para que pueda vivirse en su sentido último y muestre por tanto una concepción de la vida, realizando la ley suprema de la existencia que es el amor, y se abra a una relación con todos. Sin esquemas.
No se trata de “consecuencias prácticas”, sino que forman parte del propio acontecimiento de Cristo que entra en la vida. La misión nace así como indicador de una presencia amorosa que actúa a través de nuestras vidas.

Esta revista muestra semillas plantadas sobre el terreno, concreto y profundo, de una existencia compartida con otros en todos sus aspectos. Las páginas iniciales recogen parte de un diálogo con Davide Prosperi, presidente de la Fraternidad de CL, sobre don Giussani con motivo del Centenario que acaba de concluir. El ímpetu de vida que él encarnaba revive hoy en personas y lugares de todo el mundo, donde la pasión por Cristo se convierte en pasión por el hombre, por todos los hombres, empezando por uno mismo y llegando a cualquiera con quien se encuentre.
Esto hace posible adentrarse en la crisis antropológica y en el debate sobre la identidad sexual, o identificar una mirada que reconoce -en las cartas de Tolkien a su hijo en el frente- la lucha entre el poder y la paz que se libra también en los corazones en cualquier conflicto. O la experiencia de varias caritativas: gestos muy sencillos que nos permiten salir con nuestra propia necesidad al encuentro de la necesidad del otro. No «para desempeñar un servicio social, buscar una solución a su dependencia, ni mucho menos para que se convierta», sino «para hacer memoria de que solo Cristo responde», cuentan
los amigos de Luxemburgo. Como dice Giussani en El sentido de la caritativa: «Descubrimos, precisamente porque les queremos, que no somos nosotros quienes les hacemos felices; y que ni siquiera la sociedad más perfecta, el organismo más sólido legalmente, el planteamiento más inteligente, la riqueza más ingente, la salud más férrea, la belleza más pura y la civilización más “educada” podrán jamás hacerles felices».
La cultura, para don Giussani, nunca va separada de esta conciencia, nunca será intelectualismo. «La Racionalidad que salva al universo del absurdo no es una idea abstracta o un mecanismo sino una persona: Jesucristo». De ahí que «la verdadera dimensión cultural cristiana se realice confrontando la verdad de la persona de Cristo con nuestra vida en todas sus implicaciones».