Huellas n.1 Enero 2020

Una ventana abierta

Palabras y gestos juntos. Los gestos dan carne a las palabras, revelan su profundidad. Así el papa Francisco está ensanchando también los corazones y la razón de los que viven lejos de Cristo, que no le han conocido o no le reconocen. Francisco es un testigo para todos. Lo hemos visto enseguida, desde el arranque de su pontificado. Y según crece la familiaridad con él, resulta patente su capacidad de tocar esas cuerdas profundas del corazón, que hoy parecen inalcanzables incluso para los discursos más coherentes y mejor argumentados. ¿Qué peso tiene verle hoy en acción? ¿Qué nos hace entender seguirle de cerca y mirarle mientras se encuentra con la gente, habla, mira, abraza?

Un viaje con el Papa es una experiencia que abre una ventana sobre él mismo y sobre el mundo entero. Lo compartimos con vosotros. Nos brinda la ocasión el hecho de que una enviada de Huellas ha seguido a Francisco en su viaje a Tailandia y Japón hace unas semanas. Un universo muy distinto del mundo occidental cristiano, pero habitado por las mismas preguntas y problemas que el Papa ha sabido sintetizar en una expresión potente: “La pérdida del sentido del vivir”. El relato de esa semana desborda con creces la crónica de un viaje apostólico, por muy importante que sea. Se trata de una ocasión para identificarse más a fondo con él, con su pensamiento, con su modo de responder a un drama que hoy afecta a muchísimas personas. Y de ver cómo y dónde mira, a quién sigue. Una manera de entender mejor de dónde nace su paternidad, esa autoridad que le hace capaz de despertar lo humano y esa espera que alberga en el corazón de todos (en continuidad con el tema abordado en los últimos números de la revista).

De esto el mundo está sediento. Lo vemos también en las páginas que siguen en el apartado de Rutas: desde una realidad como la Fraternidad de San José, singular y profunda en su manera de hacer presente a Cristo en el mundo, a los testimonios de las cartas o los acentos que recorren los demás reportajes. Hasta el recorrido de un libro publicado recientemente, que muestra lo que pasa en los pliegues de un país herido y dividido, como Italia en los “años de plomo”, cuando el testimonio cristiano se insinúa abriendo caminos de reconciliación. Cuando aparece el testimonio cristiano, se abren nuevas ventanas, se abre la aventura “del sentido del vivir”.