Un momento de la performance en el Teatro Municipal de Bolonia (Foto ©Andrea Ranzi)

El Taller del Error acierta

Una experiencia extraordinaria de "outsider art" en el teatro municipal de Bolonia. Luca Santiago Mora, alma de esta iniciativa con chavales con patologías psiquiátricas, cuenta cómo empezó todo
Giuseppe Frangi

«Mario Brunello vino a buscarnos porque quería interpretar El carnaval de los animales de Camille Saint-Saëns y nos preguntó a los del Taller del Error si queríamos participar para acompañar la música con una performance. Los animales son el tema favorito de nuestros chavales, así que nos animamos», cuenta Luca Santiago Mora, fotógrafo y realizador de videos que lleva muchos años totalmente absorbido por una de las experiencias más extraordinarias de arte outsider, protagonizada por un grupo de jóvenes con patologías psiquiátricas. Aparte de ser un gran violonchelista, Brunello es famoso por protagonizar los Suoni delle Dolomiti (Sonidos de los Dolomitas, ndt.), que todos los años lleva la música clásica hasta sus cimas, atrayendo a gran cantidad de público.

Aceptando su invitación, Santiago Mora solo puso una condición: «No quiero tener carta blanca, sino carta “negra”». Si la música de Saint-Saëns resuena con alegría, el Taller pondría el contrapunto mostrando un lado más oscuro. Sus grandes animales diseñados con una impresionante fuerza y fantasía son criaturas fantásticas, camaleónicas, de especies imposibles de definir. Amenazantes y a la vez protectoras. A todo ello hay que añadir que los chicos del Taller son ambiciosos y muy sagaces. Para acompañar (aunque sería mejor decir “romper”) la música del Carnaval de Saint-Saëns pusieron a punto una performance dramática y antagónica, protagonizada por Mateo, de 17 años, y Nicole, de 18.



Ver a Mateo entrando en escena era impresionante. Vestido con una capa negra, encorvado sobre su bastón, con los ojos cegados por un iPhone que hacía de máscara, se movía dominando la escena como si fuera un actor consumado. Tenía que emprender su “travesía” con los tumultuosos versos de los Cantos de Ezra Pound. «With stretched sail, we went over sea till day’s end» (“Con las velas desplegadas, surcamos los mares hasta el anochecer”). Su voz resonaba con un contraste dramático al alegre alborozo de las notas musicales. La voz de Nicole salía a su encuentro de manera inquietante desde un lugar oculto. Tras la introducción de Pound, su voz dio paso a esos animales que suelen crearse en el Taller. Por una vez no se les veía, se les “oía”.
Lo sorprendente cada vez que te topas con la aventura del Taller del Error es la altísima calidad que son capaces de alcanzar, elevando siempre el nivel. Después del “ensayo general” en el escenario de la sede de la Colección Maramotti, su “casa” habitual, la performance se representó en un escenario mucho más imponente, como el del Teatro Municipal de Bolonia.



Los comienzos de la aventura de este Taller se remontan a 2002, cuando Luca Santiago Mora se ofreció a sustituir a una amiga que se había tomado un año sabático en un taller de actividades expresivas para menores con discapacidades intelectuales en Reggio Emilia. Santiago Mora recuerda así aquellos primeros pasos: «“¿Por qué no dibujamos algo?”, pregunté un día. Uno de los chavales dijo que no, que él “no podía” dibujar. Me pareció una expresión tremenda aquel “no puedo”, donde parecían pesar años de críticas, de rechazos, de ridiculizaciones y descartes. Entonces pensé que cuando no se puede, es que se debe. Y así empezamos». Inspirarse en temas relacionados con el mundo animal fue una decisión instintiva, que los chavales secundaron inmediatamente. «Empecé por casualidad, si es que la casualidad existe, y al principio parecía un “error” estar allí con ellos. Luego descubrí que ellos casi siempre se sienten como “errores”, gracias a nosotros los “normales”, en clase, en el autobús, en las fiestas de cumpleaños a las que nunca les invitan… Pero también que sobre ese “error” se puede construir un método de trabajo maravilloso para rescatar la potencia poética de estos chicos, totalmente desconocida para muchos, yo el primero». Con el paso de los años, la atención en torno al Taller fue creciendo y en 2015 llegó el reconocimiento del Euward en Múnich, el premio europeo más importante del arte outsider, que ganó Giulia Zini.

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Pero había un pensamiento que atormentaba a Santiago Mora. Al cumplir los 18 años, sus alumnos salían de la competencia de aquel taller y ya no podían seguir. ¿Qué hacer? En Reggio había entonces un gran empresario, extraordinariamente sensible al arte contemporáneo, Achille Maramotti. Bastó ponerse en contacto con él para que saltara la chispa. Ofreció un espacio para el Taller para los mayores de 18, dentro del ámbito donde se expone su colección. El paso siguiente fue fundar AdE BIG, una empresa social que contrató a diez jóvenes que se convirtieron así en artistas a jornada completa. El paso siguiente ya está programado: el 5 de julio el Taller expondrá su trabajo en Milán, en una de las galerías más importantes de Italia, la de Massimo De Carlo. Por primera vez sus obras se pondrán a la venta. La aventura continúa…