Chiara Beria di Argentine (©Flavio Lo Scalzo/Ansa)

«Su propuesta era razonable»

Una de las grandes firmas del periodismo italiano, Chiara Beria di Argentine recuerda su encuentro con don Giussani, aquella entrevista que le hace volver a tomar notas cuando la ve
Paola Bergamini

«Me emociono cuando vuelvo a ver esa entrevista. Fue uno de los encuentros más importantes de mi vida, humana y profesionalmente», afirma Chiara Beria di Argentine, una de las periodistas más conocidas en Italia, tanto en prensa escrita como en televisión. En 1987 entrevistó para el Canal 5 a don Giussani. Hablamos con ella en su casa de Milán y nos recibe con un bloc de notas en la mano, igual que el que tenía en la entrevista. Luego veremos por qué.

¿Cómo surge esa entrevista?
Arrigo Levi, que dirigía el programa de información semanal del canal, me pidió que hiciera un especial sobre Comunión y Liberación. Sabía muy poco del movimiento, solo me sonaba por algunos amigos que en su juventud habían pasado por Gioventù Studentesca. Así que empecé a leer para documentarme. Porque antes el periodismo se hacía así: uno estudiaba, se preparaba. En agosto fui al Meeting de Rímini y esa fue la primera sorpresa.

La entrevista a don Giussani en 1987

¿Por qué?
Como periodista y como hija (su padre fue presidente de la Asociación nacional de magistrados y procurador general de Milán, ndr) había sufrido los terribles años del terrorismo. Informaba sobre atentados e investigaciones, con la angustia de pensar que eso le podía pasar a mi padre. Después de toda esa violencia, llego a los pabellones del recinto ferial riminés y me encuentro con un montón de jóvenes con muchas ganas de estar juntos, les invadía la alegría de vivir. Luego visité la casa de los Memores Domini en Gudo Gambaredo, a las puertas de Milán. Ahora que lo pienso, confiaron en mí. Y por último pude conocer a don Giussani.

Se ven en octubre, en los jardines del PIME en Milán.
Sí, él y yo sentados en un banco, y el cámara grabando prácticamente desde una única posición. Solo alguna que otra toma. Estaba emocionada y llena de curiosidad por conocer a este sacerdote, un “imán” para tantos jóvenes. Me equivoqué ya en la primera pregunta, al definirle como «promotor de este movimiento», y él me corrigió con una sonrisa: «iniciador». Luego don Giussani me habló del seminario e inmediatamente sentí cierta cercanía. Yo había pasado mucho tiempo en Appiano Gentile, y desde allí iba mucho en bicicleta hasta Venegono.

¿Cuál fue su primera impresión?
Giussani quería de verdad a los jóvenes, y eso no lo ves en todo el mundo. Además, me impactó mucho su decisión de ir a la escuela pública. Pero lo más importante es esto, lo he apuntado en mi bloc de notas al volver a ver el video: la suya es una propuesta ra-zo-na-ble. Eso es revolucionario.

Lo dice en presente.
No soy de CL y soy una “pésima” creyente pero humanamente, en medio de tantos discursos vacíos, oír a alguien que dice: «Esta es una propuesta razonable» me ayuda a entender, hoy igual que entonces, el verdadero significado de este carisma. Entonces la violencia del terrorismo, junto a la droga, arrastraba a los jóvenes hacia el abismo, llegaban destrozados a la comunidad de San Patrignano, donde yo hacía voluntariado y colaboré en la fundación de su periódico. Hoy veo ese dolor en los jóvenes, que viven cada vez más solos y frágiles. Son dos caras de la misma moneda, es el nihilismo del que habla Giussani. Volver a oír esas dos palabras: “propuesta razonable” sigue siendo una alternativa real. Es lo que, junto a la paz, más me gustaría para mis cuatro nietos.

Hablando de jóvenes, en la entrevista hablan del 68 como un momento fundamental.
En comparación con la cantidad de interpretaciones superficiales que hay al respecto, su juicio es claro: en su origen hay un ímpetu ideal pero no logra mantener la parábola y acabó tomando una deriva tremenda que solo trajeron muerte. En esto, Giussani me recuerda a mi padre, que era un hombre muy católico. En ámbitos distintos, miraban a la realidad a la cara, no se giraban hacia otro lado. Pero hay otras dos frases que tengo apuntadas.

¿Cuáles?
«La extensión de oasis de humanidad más verdadera» y «la fe es una vibración de la tierra». Esto es un don. Quién sabe qué habría sido de mí si hubiera sido alumna suya.

¿Qué es la fe para usted?
«Un oasis de humanidad». En momentos de la vida es que estás solo contigo mismo, es tener esa mirada, esa esperanza. Hoy, en medio de la tragedia de la guerra y de este barullo en el que todos pueden decir lo que quieran, escribir sobre sí mismos y sobre los demás, hace falta silencio para poder entender. Cuando no logro controlar algo, rezo.

¿Volvió a ver a don Giussani?
No. Hice el reportaje de su funeral para La Stampa. También me lo he vuelto a leer. Recuerdo ese día perfectamente, fuera del Duomo, bien abrigada bajo la lluvia. Y había allí una chica que se llamaba Silvia y que nunca había visto en persona a don Giussani. Yo había tenido más suerte. Eso también fue un regalo.

El día que murió don Giussani, entrevistó a Julián Carrón también para La Stampa.
Nos vimos en el Sacro Cuore. En continuidad con don Giussani, le preocupaba el nihilismo, que «está arruinando la vida de la gente y de la sociedad». Creo que tuvo un gran coraje al asumir esa responsabilidad en un momento en que no había grandes signos de esperanza.