En estas fotos, los amigos lectores de Huellas en Paraguay

Paraguay. La cultura del encuentro pasa por Huellas

Club de Amigos Lectores de Huellas en el corazón de América del Sur, donde periódicamente se reúne un grupo de personas de diferentes edades y profesiones con una afición común: leer y reflexionar sobre los contenidos de la revista
Olga Narváez

Paraguay es un país muy particular, una historia en la que las dos guerras con países limítrofes marcaron el carácter de la población. A finales del siglo XIX, el 90% de la población masculina había perecido a raíz de la guerra contra la triple Alianza entre Brasil, Argentina y Uruguay. No promedió el siglo XX cuando, de nuevo, la guerra contra Bolivia tuvo un saldo de 30.000 varones muertos en los campos de batalla. Ello representaba cerca del 25% de la población.
El Papa Francisco, en su visita a Paraguay en julio del 2015, elogió a la mujer paraguaya y, estando en estas tierras, durante la misa que presidió en el santuario de Caacupé, señaló que las madres paraguayas, con gran valor y abnegación, han sabido levantar un país derrotado, hundido y sumergido en depresión a causa de una guerra inicua.
Hoy día, Paraguay tiene 6.700.000 habitantes. La mayoría de la población es católica. En la capital y alrededores se cuenta con 84 parroquias y 10 vicarías pertenecientes a la Arquidiócesis de Asunción.



Lectura compartida y eventos. Entre estas parroquias está la de San Rafael, ubicada en un barrio de los suburbios asuncenos antiguamente poblados. Se trata del barrio Tembetary, conformado por personas de clase media, con chalets típicos de los barrios asuncenos y algunas residencias más llamativas. La parroquia San Rafael recibió el impulso de la iniciativa de sacerdotes italianos de la congregación de San Carlos Borromeo y de la Fraternidad de Comunión y Liberación. Aquí, tanto el templo como sus alrededores se convirtieron en un lugar poblado de jardines y obras de arte, donde también se ha realizado una labor social de asistencia a niños, adultos mayores y enfermos.
Dentro de las labores de la parroquia de San Rafael, la llegada de la revista Huellas motivó a un grupo de feligreses a crear un Club de Amigos Lectores de la revista. Pronto se dieron cuenta de que este material de lectura podría ser motivo de una amena reunión, en la que se intercambiasen reflexiones sobre los artículos centrales, ya fueran entrevistas, reportajes o artículos culturales. En todos sus contenidos, la revista ayuda a conocer el lado más humano de los hechos.
Periódicamente, en uno de los salones, los miembros del Club de Amigos Lectores, se reúnen con el padre Javier de Haro para leer juntos algún artículo. Luego de la lectura conjunta, cada quien aporta su reflexión.
Al cabo de un tiempo, los miembros del club decidieron ir más allá y realizar un evento cultural una vez al mes, abierto a todos. El evento gira en torno a algún artículo de la revista y se acompaña con proyección de vídeos y/o música, o alguna nota de tinte cultural que los transporte y relacione al mismo.
Finalmente, los presentes, al término del encuentro, suelen compartir un refrigerio, durante el cual continúan los intercambios de comentarios en torno a los temas que propone la revista.

El grupo con Julián de la Morena

Un café con Julián. Los amigos lectores aguardaron a Julián de la Morena, sacerdote de la Fraternidad Misionera de San Carlos Borromeo, responsable de CL en América Latina, en la librería ubicada en la Parroquia. La cita fue a las 16.00 horas de una cálida tarde de invierno paraguayo. En un café cercano, con una buena taza de café enfrente, Julián se interesó por el Club de Amigos Lectores. Allí, cada uno de los presentes –Cristina, Olga, Sebastián, Adelaida, Griselda y María Luisa– expuso sus razones y lo que le había motivado en estos meses a formar parte del club. Se habló de artículos y de vivencias. El amor a Cristo, el entusiasmo y la alegría quedaron evidenciados en la larga charla de hora y media.
El padre Julián dijo a los amigos lectores que hoy es tiempo de recuperar el contacto humano, las relaciones, porque todo esto se ha ido diluyendo debido a tanta vida virtual. «Nada puede equivaler a una charla donde nos miremos a los ojos y se disfrute una conversación amena», manifestó. Luego instó a que los amigos lectores sigan disfrutando, de manera que, por consiguiente, la revista pueda convertirse en un instrumento misionero. De la Morena citó el ejemplo del Papa Francisco, de quien destacó su presencia siempre antecediendo a sus palabras. Recordando a la Virgen de Aparecida de Fátima, venerada en Brasil, donde ya lleva años viviendo, añadió: «Representa al ser humano de hoy, fragmentado, cuyas piezas son recogidas con polvo del camino del peregrino», aludiendo a cómo solo Dios tiene el poder de restaurarnos y recomponernos. Asimismo, habló del respeto a la libertad del hombre por parte de Cristo y su Iglesia: «Debemos generar atracción y no hacer proselitismo, porque la belleza se impone por sí sola».



El motor del club. Desde hace 15 años, Cristina Bogado, empresaria, dedica gran parte de su tiempo a la Parroquia de San Rafael. Menuda, de hablar suave, detrás de esa apariencia lleva a un espíritu de incansable organizadora. Con paciencia, se dispone a preparar los eventos del Club de Amigos Lectores de la Revista Huellas, reparando en cada detalle. «En los detalles podemos encontrar el método de Luigi Giussani», afirma. Por eso, no deja nada librado al azar. Un impecable mantel blanco de ahó po’ i, tejido hecho a mano por artesanas paraguayas, cubre la mesa del encuentro. En un jarrón, una rosa encarnada perfuma el ambiente. La puntualidad, el salón debidamente ordenado, la cordialidad y la previsión son parte de cada encuentro.
A medida que los miembros van realizando una lluvia de ideas y proponiendo actividades, Cristina ya toma nota para concretarlos. «Siempre me propongo metas elevadas y tengo mucha confianza en que, con la ayuda de Dios, se puedan cumplir», dice Cristina. Es una mujer de acción. Después del Ángelus de la mañana, ya conversa con el padre Javier de Haro sobre los proyectos. Y luego va realizando la labor de convocar a cada uno para la próxima reunión.



Más que vender, misionar. Cuando el padre Javier de Haro llegó como sacerdote a la parroquia, preguntó: «¿Quién se va a ocupar de la revista Huellas?». Cristina levantó la mano y respondió: «Yo». El padre le preguntó entonces: «¿Qué vas a hacer con las revistas?». «Las voy a vender». Y el padre Javier dijo: «Más que para “vender”, la revista Huellas es para misionar».
Pasó el tiempo, y Cristina vendía la revista, que todavía no se conocía mucho. Un día leyó un artículo donde personas como ella contaban su experiencia de venta de la revista. Se trataba de un ingeniero que afirmaba que realizaba la venta «para dar a conocer lo que a él le daba vida». Este testimonio le impactó, tanto que pensó enseguida: «¡Qué lindo sería formar un Club de Lectura de la Revista Huellas!». Pensó en un lugar donde compartir, hacer conocer la revista, misionar y fraternizar. A partir de allí, tras invitar a otros amigos, nació el Club de Amigos Lectores. Entre todos, eligen el tema que más les impacta en cada número. Lo comentan para sacar un juicio y compartirlo en un encuentro público.
Así cuenta Cristina: «Organizamos periódicamente un evento para presentar el tema elegido con panelistas invitados. Me resulta fascinante buscar a los invitados y preparar el acto. Hasta nos invitan en un programa con la comunicadora María Luisa Ferreira, en una radio local, Radio Ñanduti, en el programa “La aventura de descubrir”, donde frecuentemente un representante del club es entrevistado para dar a conocer brevemente la esencia de la revista y el Club».
En uno de estos eventos participó el ministro de Justicia de Paraguay, Ever Martínez, y el tema elegido fue la justicia y el rescate de personas privadas de libertad a través del método de las APAC. En el encuentro anterior habían presentado el reportaje de la revista “La emergencia Laboral”, donde proyectaron 20 minutos de la película de Chaplin Tiempos modernos, y luego un documental de EncuentroMadrid que contenía, entre otros reportajes, una entrevista a un director de cine ruso y un fragmento sobre la película biográfica de Don Bosco en la que se apreciaba cómo el santo salvó a los chicos del trabajo esclavizante.
Los eventos culminan siempre con un pequeño debate y la invitación a leer el siguiente número de la revista.



Más allá de las expectativas. Octavio Ferreira, diplomático de carrera, es uno de los seguidores del Club. Con su carácter mesurado y reflexivo, y su resolución, ha contribuido a que el mismo se impulse. Relata de los inicios del Club: «Hace unos meses surgió la idea de crear un espacio de encuentro y diálogo en torno a la revista Huellas, a efectos de dar mayor difusión a la misma y aprovechar su rico contenido, no ya de forma individual sino en compañía con otros. La idea fue tomando forma, hasta que tuvimos nuestro primer encuentro».
A fin de que la iniciativa tenga un mayor alcance cultural se pensó en alternar la lectura con otros actos dedicados a un aspecto particular de la realidad, vinculado siempre a un artículo de la revista, por ejemplo, la “Emergencia laboral”, nota de portada del mes de febrero de 2017. Los siguientes encuentros se dedicaron a un artículo del mes de abril, “El riesgo del rescate”, de Alessandra Stoppa. El segundo acto sobre este mismo tema se celebró el pasado 14 de julio. Tuvo una belleza en su desarrollo que superó lo que los propios organizadores habían previsto. Tras un breve resumen introductorio, se ejecutaron dos temas del compositor paraguayo José Asunción Flores, interpretados por guitarra y violín. La excelente ejecución preparó los ánimos para lo que venía: los testimonios de un panel integrado por el ministro de Justicia, Ever Martínez, el responsable de la casa Virgen de Caacupé, Pedro Samaniego, y Linda Monges, una joven que vivió la experiencia penitenciaria, que hoy enseña música a niños con escasos recursos y que busca afanosa un trabajo estable.

Al micrófono, el ministro de Justicia paraguayo, Ever Martínez

Un cambio de paradigma. El ministro de Justicia de Paraguay, Ever Martínez, participó en el encuentro del Club de Amigos Lectores en el mes de julio del 2017. Coincidentemente, en la misma fecha había visitado la Casa Virgen de Caacupé, donde el movimiento Comunión y Liberación mantiene un régimen abierto para los adolescentes infractores de la ley.
En la oportunidad, se realizó un conversatorio en torno al artículo “Justicia: El riesgo del rescate”.
El ministro Martínez se mostró muy interesado en aunar esfuerzos de todos los sectores de la sociedad para hacer frente a lo que considera un problema social: los menores infractores y la delincuencia en general. Ever Martínez hizo un recuento cronológico breve de la evolución de la justicia juvenil en Paraguay, rememorando episodios dolorosos y trágicos.
El ministro manifestó que es difícil lidiar con los prejuicios de gran parte de la sociedad, que no ve con buenos ojos que se le brinde tantas comodidades a un joven infractor. Sin embargo, manifestó que, aunque sea “de egoísta”, el ciudadano debería pensar que un infractor que se recupera es un peligro menos para él y su familia.
El ministro anunció su intención de contactar con representantes del sistema APAC en Brasil, para otorgarles un espacio en las nuevas inversiones que prevé el Gobierno en materia penitenciaria, tales como la construcción de un nuevo complejo penitenciario. La población penitenciaria en Paraguay asciende hoy a cerca de 13.000 personas. El ministro había dicho que esta inversión se lleva a cabo «ante el llamado de su Santidad, el Papa Francisco, a mejorar las condiciones de vida en las cárceles y a tener en consideración la dignidad humana de las personas detenidas y en coincidencia con la política de humanización en las cárceles».