El picnic de los jóvenes ugandeses en Entebbe

Uganda. El picnic y el destino

Un día juntos, estudiantes y jóvenes trabajadores, en el jardín botánico de Entebbe, a orillas del Lago Victoria. Para profundizar en la amistad que nos une y proponérsela a todos

A veces la vida puede parecer un poco sombría. Pero cuando tienes un amigo que te toma de la mano, la esperanza empieza a brillar y la soledad se desvanece. Esta novedad solo nace si se trata de una amistad verdadera, pues solo una amistad verdadera nos conduce hacia el destino. Ese era el tipo de amistad que los universitarios y jóvenes trabajadores de Comunión y Liberación de Uganda querían proponer a los nuevos. Eso es lo que llevó a jóvenes de varias universidades a juntarse para organizar una actividad que les ayudara a juntarse y profundizar en la amistad que tenían. Decidieron organizar un picnic en el jardín botánico de Entebbe. La naturaleza, el aire fresco y la dulce melodía de los pájaros en el jardín ofrecían un nuevo gusto a la vida. Allí se dieron cita, entre otros, universitarios, alumnos de primero, jóvenes trabajadores y el profesor Kizito de la Universidad de Makerere. Sus rostros brillaban de entusiasmo.

Tras unos juegos al aire libre hubo un momento para poner en común lo que habían vivido. Deborah, universitaria de Makerere, agradeció el trabajo que había hecho posible esa jornada. «Nunca había visto una amistad así en ninguna parte y es algo que me ayuda mucho a crecer». Clare, una joven trabajadora del Meeting Point, compartió su experiencia contando cómo su pertenencia a CL le ayudaba a conocerse mejor a sí misma y a redescubrir su fascinación por la belleza que se le concede continuamente.

Priscilla, que trabaja en la escuela primaria Luigi Giussani, explicó lo que significa para ella juzgar y usar el corazón. Contó la experiencia que tuvo al verse obligada a trabajar con un compañero que nunca le había gustado porque eran muy diferentes. Admitió que no fue fácil, pero con la ayuda de sus amigos logró empezar a abrirse porque el fuego que ardía en ella era más fuerte que sus prejuicios. Contó que “tía” Rose le enseñó a no juzgar a los demás, pues el otro es un punto de partida para conocerse uno mismo.

Para Mary, alumna de la Universidad de Kyambogo, «las experiencias compartidas por universitarios y jóvenes trabajadores me han sido de gran ayuda para superar el estrés causado porque me faltaba una nota para graduarme. Pero en ese momento comprendí que frente a estos problemas y situaciones, no estoy sola en el viaje de la vida».
Edward Albert, de la Universidad internacional de Kampala, confesó: «Llevo toda la vida en el movimiento, pero siempre lo he visto como algo propio de mis padres. Solo hace poco empecé a abrazarlo como parte de mí». Encontrarse con varias personas en el picnic le ayudó a reconocer como más suya esa amistad que ya vivía.
Por último, Joweria, de la Universidad de Kyambogo, que había ido invitada por un amigo, comentó que había sido «una experiencia fantástica y memorable. Era la primera vez que veía tantos universitarios procedentes de diversos lugares y ha sido muy divertido, ha sido un día único y me ha llenado de alegría. Además, he aprendido más sobre la vida y cómo afrontar las circunstancias que me tocan». La experiencia sigue brillando y eso demuestra claramente que el camino hacia el destino pasa a través de la amistad.
Debra, Kampala