La amistad con Alejandro Marius se remonta a hace muchos años. Todo empezó apoyando a la asociación Ícaro para permitir que niños venezolanos tuvieran una mejor alimentación, luego empezamos a colaborar con varios proyectos de Trabajo y Persona, entre ellos el que formaba empresarios en el sector de la belleza. Hablamos con algunos peluqueros y esteticistas de nuestra ciudad y decidimos hacer una recogida de fondos para colaborar con el itinerario formativos de estas chicas en Venezuela.
Así nació “La belleza es caridad”, un gesto sencillo pero enorme. Peluqueros y esteticistas ofrecieron, en el salón de uno de ellos, sus servicios gratuitamente a todos los que llegaran. Al acabar el tratamiento, el cliente decidía la cantidad que deseaba pagar. Todo lo recaudado se destinó a la formación de peluqueros venezolanos y repetimos el evento durante varios años. Una vez hasta organizamos una rifa en la que cada salón de belleza ofrecía sus servicios como premio. Así fue tomando forma nuestra amistad. Cuando Alejandro vino a Italia, fue a dar las gracias a todos estos peluqueros y esteticistas, y las alumnas de su país también les enviaron un saludo de agradecimiento. Luego llegó la pandemia y se interrumpieron las actividades.

Estos días, los que se encontraban con serias dificultades éramos los italianos. Nuestros muebles, nuestros coches y nuestras herramientas de trabajo han desaparecido en un momento. El mundo entero ha visto nuestro sufrimiento, también Venezuela. De modo que las peluqueras que recibieron nuestra ayuda durante su formación han decidido apoyar a los afectados por las inundaciones. Ellas, que viven en el país con la inflación más alta del mundo, que a menudo no tienen ni para comer, que no pueden comprar medicinas, se han acordado de estos rostros desconocidos, pero amigos, y han hecho una recogida de fondos.

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Este gesto ha conmovido el corazón de todos nosotros y de los profesionales que participaron en “La belleza es caridad”, porque nos ha vuelto a permitir comprobar la bondad y grandeza de Dios. El bien sembrado hace desear el bien de quien tiene necesidad. Es un signo de su Gracia.
Los amigos de la Asociación Horizontes de Cesena (Italia)
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