Kenia. «La nueva película de mi vida»
Cyprian, profesor a punto de jubilarse, recuerda su encuentro con don Giussani hace más de treinta años y todo lo que vino después. Hasta un monumento en su pueblo, al norte de NairobiSoy profesor y he trabajado durante 34 años en el poblado de Mutuati, 200 kilómetros al norte de Nairobi, en Kenia. En junio me jubilaré al cumplir los sesenta años, la edad obligatoria para retirarse. Estoy casado y tengo doce hijos, la mitad de los cuales ya son adultos y trabajan, mientras que el resto todavía estudia.
Conocí el movimiento en 1988, durante la última etapa de mi curso en el Instituto para profesores de Thogoto. Fue por casualidad. Mi novia me invitó a una excursión por los alrededores de Nairobi con unos amigos suyos, vimos una película, hicimos algunos juegos, comimos juntos… Al final dejamos nuestros contactos apuntados en un folio antes de irnos.
Poco antes de la Navidad de aquel año recibí una carta invitándome a unas vacaciones para adultos. Fue como la estrella de los Magos en el evangelio: fui y durante tres días recibí un impacto tras otro. Así empezó la nueva película de mi vida. Lo que encontré correspondía totalmente con el deseo que sentía dentro. Desde entonces, tomar en serio la existencia –como hacía la gente que conocí esos días– nunca dejó de marcar mi manera de afrontar la realidad y construir la vida con mi familia, mi trabajo, mis relaciones y compromisos.
En 2021, durante una asamblea de responsables de CL que seguí online, Davide Prosperi recordó que 2022 sería el año del Centenario del nacimiento de don Giussani y nos pidió una contribución a cada uno respondiendo a esta pregunta: «¿Quién es don Giussani para ti?». Esta pregunta no ha dejado de interpelarme, día tras día, porque no hay palabras que puedan explicar lo que este hombre ha supuesto en mi vida. Por eso quise hablar con mis amigos de Mutuati y de Nairobi.
Mirando nuestra propia experiencia, todos veíamos la correspondencia de la expresión del Ángelus: «el Verbo se ha hecho carne y habita entre nosotros». Lo que el hombre buscaba desde siempre, desde tiempos antiguos, se ha hecho carne y ha entrado a formar parte de la historia. Hoy podemos encontrarle por las calles de este mundo, exactamente igual que les pasó a Juan y Andrés hace dos mil años en el río Jordán.
A partir de ahí, en Mutuati decidimos levantar un monumento dedicado a don Giussani, representando el famoso dibujo de las flechas que suben hacia una X y una flecha que desciende hacia abajo: un esquema con el que el fundador de CL solía explicar en clase la búsqueda de Dios por parte del hombre, mientras que en el cristianismo es Dios mismo quien sale al encuentro del hombre.
El monumento se terminó de construir en septiembre y se ha instalado en la entrada de nuestra “San Riccardo Pampuri Primary School”, que nació en 2007 siguiendo precisamente el método educativo de don Giussani y que hoy cuenta con 350 alumnos. En diciembre tuvimos una presentación para los padres, donde los niños explicaban el significado del monumento, y desde entonces todos los días hay ocasión de hablar de don Giussani y de nuestra vida con cualquiera.
Junto al monumento, hemos empezado a construir también una pequeña sala-biblioteca (este proyecto se llama Ícaro, inspirado en el cuadro de Matisse) que quiere ser un lugar de encuentro, donde poder leer los libros preferidos de don Giussani y que siempre ha propuesto el movimiento. Este espacio también se utilizará para celebrar pequeños encuentros de la comunidad.
La educación de los jóvenes no es el único ámbito en el que, en Mutuati, han nacido obras que han sacado adelante personas que han conocido el movimiento. Por ejemplo, deseosos de compartir las necesidades de nuestra gente, hace tiempo surgió una cooperativa de crédito y ahorro que hoy cuenta con 600 socios que mensualmente aportan una cuota de sus ahorros para que un día, si lo necesitan, puedan pedir pequeños préstamos en función de sus necesidades. También hay otra cooperativa que permite a los ganaderos locales comercializar leche y derivados.
La única razón por la que estas obras han nacido y por la que siguen existiendo como lugares de encuentro consiste íntegramente en la experiencia que hemos recibido de don Giussani.
Cyprian, Mutuati (Kenia)
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