Vincenzo Morgante y Davide Prosperi en Palermo

Giussani. Una vida siempre “al ataque”

Con un diálogo entre Davide Prosperi y Vincenzo Morgante, director de TV2000, Palermo celebra el centenario del fundador de CL. Su personalidad, su legado y el papel de los cristianos en la sociedad

“100 años sin sentirlo” era el subtítulo del acto celebrado el 17 de diciembre en Palermo para recordar el centenario del nacimiento de don Giussani. Ninguna expresión habría podido ser más acertada para describir la experiencia de ese sábado por la tarde, en la que recordar el pasado, dialogar sobre el presente y las perspectivas del futuro fue tomando cuerpo en un mix extraordinario de certeza y temblor que caracterizaba a todos los presentes por el don de un camino en el que Cristo no se cansa de volver a apostar hoy por la libertad de cada uno.

Antes de empezar la conversación con Davide Prosperi moderada por Vincenzo Morgante, director de TV 2000, hubo unas palabras del nuevo alcalde, Roberto Lagalla, que quiso estar presente en el encuentro junto con otras autoridades. Ese fue el primer impacto, por su tono nada formal, donde aparte de su gratitud por la historia de CL en Palermo, invitó a renovar su participación educativa y social en una ciudad llena de oportunidades, contradicciones y desafíos, donde se espera una presencia como esta.

Recordando su encuentro con don Giussani, Prosperi quiso estacar sobre todo los rasgos de una personalidad totalmente determinada por la relación con Cristo, presencia buscada, reconocida y amada. Esa era, por tanto, la razón del atractivo de don Giussani y su legado, más vivo que nunca: una existencia que siempre jugaba “al ataque” y nunca se dejaba dominar por el miedo en relación a la modernidad o los desafíos sociales y culturales, comprometida en todas las dimensiones de la vida personal y de la historia.

Un atractivo y una tensión que, en palabras del papa Francisco en la audiencia del 15 de octubre, asumieron los rasgos de un nuevo inicio. Así es como Prosperi define este impulso renovado en las dimensiones constitutiva de cultura, caridad y misión, que describe como el terreno más fértil para una verificación personal y comunitaria de ese «más», ese «mucho más» que la Iglesia y el Papa esperan de CL en relación al momento presente y a los desafíos que supone. Empezando por encontrar nuevas formas y nuevos lenguajes para comunicar la vitalidad y la riqueza del carisma.

Una estima total por don Giussani y por la historia que nació de él, una paternidad sin igual que, como bien sabe cualquiera que tenga hijos, no puede ir separada de la corrección, que Davide describió «como una maestra que ve todo el potencial de un niño, que no llega a expresarse plenamente por su situación personal, familiar, histórica, o por pereza».
En su última respuesta, abordó también el tema de la contribución específica que la Iglesia y la experiencia cristiana están llamadas a ofrecer en la resistencia ante la presencia de la mafia y su agresión inadmisible a la libertad de la persona y de sus vínculos sociales y económicos. «El camino ya está marcado de manera irreversible –señaló Prosperi– por el testimonio de figuras como los beatos mártires Pino Puglisi y Rosario Livatino, al que el último Meeting de Rímini dedicó una exposición de gran éxito».
Más allá de la legalidad, factor irrenunciable para la convivencia social, «la primera aportación y más decisiva es de naturaleza educativa, donde todos estamos llamados a jugar una partida decisiva en los diversos ámbitos de la vida y el compromiso familiar, profesional y social donde cada uno viva», dijo el presidente de la Fraternidad de CL.
Al declinar la jornada, se despidieron viejos y nuevos amigos que se habían encontrado para la ocasión. Verdaderamente, es hermoso el camino para quien lo recorre…
Salvo, Palermo