Excursión al lago de Kaunas

«Más en casa que con nuestras familias»

Tres días de convivencia con la comunidad lituana de CL. En un momento complicado para todos, una experiencia de unidad, caridad y alegría, con la sorpresa de ser «amado y amante delante de esta Presencia que nos ha puesto juntos»

A mediados de julio estuve en Lituania visitando a nuestros amigos de la comunidad. Nada más llegar a Vilna nos dimos cuenta, por lo que nos contaba nuestro amigo Darius, de la dramática situación que vive Lituania por la presión de la guerra en Ucrania: crisis económica, sanciones, tensión política y social, y las consecuencias de todo ello en la vida cotidiana.

Desde el primer momento nos sorprendió su sencillez. Éramos unos cincuenta, entre adultos, jóvenes y niños, y predominaba un clima de deseo y gratitud. Las vacaciones comenzaron con Lijana, responsable de la comunidad, y Alma, la hija de 17 años de Daiva y nuestro querido amigo Mindaugas, que murió el año pasado. Alma dio un testimonio precioso sobre lo que había significado para ella la relación de estos últimos meses con una mujer, refugiada ucraniana, que le mostró una fe y una humanidad envidiables. Luego siguió una velada de cantos ue concluyó con todos juntos cantando alrededor del piano, con una alegría y una sorpresa que brillaban en los rostros de todos.

Al día siguiente, excursión hasta el lago de Kaunas: una ocasión preciosa para ponernos al día y contarnos cómo ha vivido cada uno estos meses. Después, los juegos y la Escuela de comunidad, realmente rica e intensa. Lo que estaba sucediendo nos hacía sentir «más en casa que con nuestras familias», como dijo Rassa. La intervención de Ramunas, profesional del ejército lituano, apuntó a la raíz: «Aquí nos sentimos en casa porque Cristo está entre nosotros». En medio del cansancio, nuestra compañía reabre la partida con la vida y permite de nuevo una relación viva y concreta con Cristo.
Después de cenar, presentación de la figura de don Giussani, con cantos que han marcado nuestra historia. El domingo por la mañana, un encuentro sobre la educación, una conversación tan intensa que se alargó hasta la comida.

En la asamblea final, Andrius se había sorprendido siendo «amado y amante» delante de esta Presencia que nos ha puesto juntos. Muchos nos fuimos luego a la casa de Daiva, en el campo de Kaisiadoris. Un té y una charla preciosa sobre el paso que nos pide la Iglesia a todos los movimientos. Al acabar, Paola nos señala que acababan de llegar varios quintales de leña a la casa Daiva de cara al invierno. Normalmente los colocaba Daiva con su marido, pero tras la muerte de Mindaugas se preguntaba cómo lo iban a hacer, así que nos pusimos en pie manos a la obra y en un par de horas la colocamos todos juntos cantando. Fue el último signo de que esta comunidad tan probada podía renacer y ser capaz de unidad, caridad y alegría por el Acontecimiento que sucedía entre nosotros, al que sencillamente debíamos decir sí. Por eso vuelvo tan agradecido que se lo quiero contar a todos.
Francesco