Allegra, de Taiwán

Taiwán. Un padre, una pregunta y un camino

Carta de Allegra, que recibió el Bautismo en Pascua, al recibir la inesperada noticia de la marcha del padre Donato, misionero que lleva muchos años en la isla

Hace un mes, durante la cuarentena, recibí una videollamada del padre Donato. Quería decirme que se iba de Taiwán para ser rector del seminario de la Fraternidad de San Carlos Borromeo en Roma. Al terminar la conversación, nos pusimos a llorar. Desde el principio, Donato ha sido como mi segundo padre y me ha acompañado y guiado paso a paso hacia el Señor. Este año, en Pascua, fue también mi padrino de Bautismo. Por dentro me sentía llena de alegría y de paz sabiendo que él siempre estaría, pero esa noticia inesperada me desgarró el corazón. Le pregunté: «¿Qué haré a partir de ahora cuando necesite dar un paseo tranquilamente en compañía? ¿Qué voy a hacer sin el consuelo de un padre bueno?». Me respondió: «Jesús ya lo ha preparado todo. No estaremos cerca, pero ese vacío y esa distancia de casi diez mil kilómetros la llenará Jesús si le dejamos entrar aún más en nuestra vida mediante los sacramentos y la compañía. Toda relación en Él es eterna. Nada ni nadie podrá destruirla y nada se perderá». Estos días no dejo de preguntarme cómo viviré sin él. E inmediatamente resuena en mi corazón esta frase: «Señor, te necesito. Aún no puedo entender tu proyecto. Sabes que soy frágil y que necesito seguir un modelo concreto. Señor, solo Tú tienes palabras de vida eterna, ¿pero qué será de mí ahora? ¿Adónde me quieres llevar?». A este gran amigo mío solo puedo decirle: «Gracias por tu existencia. No te preocupes, rezaré mucho por ti».
Allegra, Taiwán