Una velada durante las vacaciones

Vacaciones. Siempre presente, siempre en casa

«El problema no es dónde nos hemos encontrado sino a Quién hemos encontrado». Vacaciones en Georgia con las comunidades del sureste de Estados Unidos, con amigos "desconocidos" y pensando en el traslado...

Me encanta la gente, estar con la gente, conocerla. Pero tengo mis limitaciones y a veces se dan situaciones que me hacen sentir mal. Algo como las vacaciones de CL sería una de ellas: un contexto donde estoy con pocas personas que conozco y con muchas que no conozco, donde además muchos ya se conocen, por lo que me preocupa mucho mi capacidad para integrarme.

Pero en estas vacaciones había algo distinto y hay muchos gestos que lo documentan. El primero fue algo que sucedió antes. En una de las últimas semanas que estuve en Gainesville, durante la Escuela de comunidad, estábamos hablando de lo que significa estar presentes. Juan dijo algo que me impactó profundamente: «El presente merece el más alto grado de prioridad». Es algo muy sencillo, pero me parece difícil de poner en práctica, pues me paso mucho tiempo rumiando el pasado y agobiada por el futuro. Pero estas vacaciones, estar presente me ha resultado más fácil que nunca. Estaba totalmente centrada en las personas que tenía delante, impresionada por su autenticidad y su deseo de conocerme. Yo también deseaba conocerlos y a veces me preguntaba: «¡¿Pero quiénes son estos?!». De nuevo Juan, durante las vacaciones, nos recordó que dar prioridad al presente le había ayudado a darse cuenta de que las personas que le rodean están dando forma a su futuro y luz a su pasado.
¡Qué gran verdad! Lo digo pensando en la sorpresa que ha supuesto encontrarme con estos amigos que han entrado en mi vida. Mirar cómo vivir con ellos en el presente está plasmando mi futuro para siempre.

Me fascina pensar cómo nos hemos encontrado estos días. Había amigos que ya conocía, como Camila, que vino por primera vez y solo me conocía a mí. Todavía me sorprende pensar cómo llegó aquí, casi por casualidad. Ella tampoco paraba de preguntar: «¡¿Quiénes son estos?!». Me ayudaba a darme cuenta de lo que estaba pasando. Hay otros, como Duyen, Silvio y Sandy, a los que conozco desde hace años, que también me han ayudado a entender mejor lo que estaba pasando. Aunque les conociera desde hace tiempo, el deseo de compartir la vida entera era más fuerte que nunca. Todo esto me ha mostrado que no solo son mis amigos, sino el rostro de Cristo para mí, y eso es aún más importante.

También me han impactado mucho los pequeños encuentros que he tenido con gente que no conocía. Por un lado me han sorprendido conversaciones que no se quedaban en la superficie de las cosas y donde me olvidaba por completo de que estaba hablando con personas que hasta media hora antes eran completos desconocidos.

Por otro lado, ha habido muchos detalles, como el abrazo de un niño o un comentario positivo de alguien que apenas conozco, que han supuesto una enorme sorpresa. El cura de mi parroquia siempre decía que esos «no son desconocidos sino amigos que aún no hemos encontrado». Todo lo que puedo decir es que estas palabras han tomado cuerpo en estas vacaciones, tanto que ante estos nuevos amigos no dejaba de pensar: «Estoy deseando volver a verlos».

En la asamblea dijeron algo que tenía mucho que ver conmigo. Eric planteó una cuestión que me preocupa desde que supe que tenía que irme de Gainesville y mudarme a otra ciudad, el miedo de abandonar a los míos y empezar de cero. Se me quedó grabada la respuesta que le dio Esmeralda: «El problema no es dónde nos hemos encontrado sino a Quién hemos encontrado». Sus palabras me dieron muchísima esperanza y paz ante el futuro, pero también ayudaban a responder esa pregunta que se abría constantemente: «¡¿Quiénes son estos?!». Los amigos que conocí al conocer el movimiento, las personas que seguiré encontrando, todas tienen en común una sola cosa: nos hemos encontrado con la persona de Cristo, y lo hemos hecho al encontrarnos. Este es un hecho que seguirá siendo verdad allí donde vaya, y no hay palabras para describir cuánto necesitaba algo así. Un día cantamos: «Estoy empezando a entender que la pregunta que merece la pena hacerse es “¿quién?”» (Roo Panes, Home from Home). Por eso puedo sentirme en casa en todas partes.
Todo lo que puedo decir es gracias, de verdad. No hay palabras que puedan expresar toda la gratitud que siento hacia Dios por lo que me ha dado a través de esta amistad.
Agenia, Gainsville