El viernes pasado, el papa Francisco nos recibió en audiencia privada en el palacio apostólico, acompañados por monseñor Giancarlo Vecerrica, obispo emérito de la diócesis de Fabriano-Matelica y creador de la peregrinación a pie de Macerata a Loreto. El motivo del encuentro era poder ofrecerle el libro publicado por la Libreria Editrice Vaticana Gli “squilli” di Francesco (Las “llamadas” de Francisco, ndt.), que recoge los textos de sus famosas llamadas telefónicas en directo al comienzo de la peregrinación desde el primer año de su pontificado.

Durante los días previos, nada más conocer la noticia de que el Papa nos iba a recibir, me sentí expectante y ansioso, cada vez con mayor conciencia de lo que significaba ese momento. Me preguntaba: ¿qué vamos a decir al Papa? Enseguida se me hizo evidente que no me bastaba solo con un gesto de ánimo. Sentía la urgencia de “entregarle” este gesto, donde me he visto implicado casi por casualidad y que con los años se me ha ido haciendo más querido. Así que fui como un mendigo, llevando en los ojos lo que dijo don Giussani ante Juan Pablo II: «El verdadero protagonista de la historia es el mendigo: Cristo mendigo del corazón del hombre y el corazón del hombre mendigo de Cristo». En el fondo, si hago la peregrinación es solo para esto, para descubrirme mendigo.



«Peor que esta crisis, es solamente el drama de desaprovecharla». Desafiados por esta provocación del Papa que Carrón nos relanzó en los Ejercicios de la Fraternidad, pedimos ayuda al Papa para mirar esta peregrinación dentro del contexto que estamos viviendo. De hecho, la emergencia sanitaria supone un desafío radical para una peregrinación “a pie”, que evidentemente no podrá hacerse de la manera habitual. Sin embargo, esta circunstancia nos hace descubrirnos aún más necesitados, hace más aguda nuestra exigencia de sentido del vivir y del morir. Por eso, como el año pasado, hemos pensado proponer un gesto en Loreto, con el rezo de algunos misterios del Rosario, que se retransmitirá en directo por TV2000 el sábado 12 de junio a las 21 horas y que cada uno podrá seguir con sus amigos de manera creativa, siempre que se cumplan todas las indicaciones.

«Cuando te veo, veo esperanza». Le contamos al Papa que el lema de la próxima peregrinación describe una experiencia humanísima, muy fácil de sorprender en nosotros mismos: cuando Le vemos, cuando quedamos cautivados por los gestos que realiza, nace la esperanza.

El Papa nos insistió en que de una crisis nunca se sale como se estaba antes, solo se puede salir peor o mejor, y que cada vez que oye el estribillo de la “vuelta a la normalidad”, le chirría. La pandemia es un desafío a la humanidad y la esperanza no está en volver a la “normalidad” habitual. La normalidad será lo que venga después, en cierto modo es como si tuviéramos que descubrirla y construirla nosotros. Nos dijo que quien percibe el gusto de caminar podrá entender esto más fácilmente, porque ningún paso es igual que otro, siempre es nuevo.

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Mientras hablábamos con él acudieron a mi memoria aquellas imágenes inolvidables del gesto que nos propuso en marzo de 2020, en una plaza de San Pedro desierta. Con la mirada puesta en aquel momento, veía más claro que (en la peregrinación, igual que en la vida) el problema no es el resultado, sino que yo esté verdaderamente presente. Empiezo a intuir el alcance del desafío que Carrón nos lanzó en los Ejercicios, y qué significa “no desaprovechar” esta crisis: atravesar cada circunstancia con el gusto de volver a descubrir la victoria de Cristo.
Ermanno, Loreto