La comunidad de CL en Cuba (antes del Covid)

Cuba. La Verdad que da sentido a todo lo demás

Más que por la pandemia, el pueblo sufre por la escasez de comida. En la isla, la vida es una lucha cotidiana donde a menudo domina la incertidumbre y la rabia

La llegada del Covid a Cuba trajo consigo muchos de los desafíos que casi todo el mundo comparte, y otros más particulares del caso cubano. Más que la enfermedad en sí, nos ha golpeado un brutal desabastecimiento de alimentos y otras tantas cosas esenciales. Lo poco que hay se consigue con mucha dificultad, saliendo casi diariamente a hacer colas interminables en las tiendas, para muchas veces regresar a casa con las manos vacías. Al inicio, cumplir con las indicaciones de quedarse en casa significaba que te quedabas sin comida y otras cosas. Porque no es que se pueda salir una vez y comprar para varios días. Se vive día a día, como decimos aquí, “luchando”; luchando por sobrevivir y luchando por “procesar” la indignación por tanta injusticia. Ante este panorama, está siempre al asecho la posibilidad de reducir la vida a un frenesí constante buscando lo necesario para vivir, de andar cada uno por su lado “resolviendo” como pueda, en medio de un ambiente de incertidumbre, rabia y desesperanza.

Para nosotros la nada, el vacío del que habla Carrón en su libro, tiene también estos matices; ¡nada de abstracto! Como tampoco es abstracto el hecho de que la compañía salva de estas reducciones. El deseo por vernos de alguna manera sobrevivía, pero la creatividad para realizarlo estaba un poco dormida. Pero en medio de la bruma de las adversidades llegaron llamadas del visitor y de un amigo de México, interesados por cómo iba la Escuela de comunidad y por las posibilidades tecnológicas disponibles para que la comunidad estuviera “conectada” y seguir el camino de Escuela de comunidad de alguna manera, si había el deseo de hacerlo. Primeramente se nos ocurrió crear dos grupos de Whatsapp, uno para La Habana y otro para la ciudad de Matanzas, en los cuales compartir las necesidades de la comunidad, un ámbito donde pedir y ofrecer.

Teniendo en cuenta que aquí es imposible para la mayoría hacer conexión para videoconferencia ni llamada grupal, surge la idea de usar un grupo de Whatsapp (que ya teníamos para avisos) para hacer Escuela de comunidad en “modo chat”, los dos grupos de la comunidad cubana: Habana y Matanzas. Establecimos un día y hora precisos semanalmente, con una duración de una hora. Las intervenciones y preguntas, preferentemente, se envían al guía de Escuela durante la semana para que este tenga tiempo de elaborar respuestas y cometarios. El día y hora señalados se conectan todos los que puedan. El guía inicia con un saludo, el rezo del Ángelus, introducción, y luego va indicando el orden en que cada cual envía su intervención por chat. Tras cada envío, se da un minuto para que todos lean, luego el guía envía el comentario y finalmente indica al próximo participante. El primer día de esta chat-Escuela fue un verdadero espectáculo de alegría por el reencuentro, una explosión de ganas de estar juntos. Ya van tres meses, y seguimos esta parte del camino también de este modo. Con sus altibajos, no sin desafíos, pero acompañados, en camino y pidiendo…

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La situación del Covid en la ciudad de Matanzas no ha sido tan complicada desde hace algún tiempo. Para los amigos de La Habana el desafío en este aspecto ha sido mayor. Todavía no pueden reunirse presencialmente, tanto por las medidas de confinamiento como por la ausencia de transporte público. Siendo así que los matanceros sí hemos podido retomar la Escuela presencialmente, cada quince días, desde hace varias semanas. Y sucede siempre igual, es evidentísima la alegría del encuentro, que normalmente se extiende más allá del horario y el lugar de la Escuela.
En los encuentros, sea en la chat-escuela como en la presencial, casi siempre resuena de fondo, como un estribillo, la certeza de que, gracias a Dios, en este “lugar” se encuentra lo que verdaderamente uno busca. Porque buscamos, y tenemos que buscar diariamente, alimentos y tantas cosas; aunque son más las veces que no las hallamos… Pero lo Verdadero, que da sentido a todo lo demás que se busca (y que también ayuda a encontrar todo lo demás), siempre lo hallamos en el lugar de la compañía cristiana, si estamos atentos.
Alejandro, Matanzas (Cuba)