El domingo por la noche el nuevo obispo de Génova, Marco Tasca, vino por sorpresa a conocer a los que se iban a bautizar y a sus padrinos y madrinas. Empezó diciendo que le asombraba enormemente ver que en 2020 hay jóvenes que piden el Bautismo, y que no debemos acostumbrarnos a estas cosas. Luego preguntó si alguno quería contarle cómo había llegado hasta allí. Anduela se levantó y le dijo que ella conoció a una persona, su profesora, que la invitó a un gesto sencillísimo, una caritativa en el pequeño Cottolengo fundado por don Orione en Génova. Ella aceptó y desde entonces empezó a preguntarse: “¿Pero por qué es así? ¿Qué hay detrás?”. Con el tiempo conoció a otros jóvenes de la comunidad y empezó a desear vivir como ellos. El obispo, asombradísimo, me preguntó si yo, su profesora, tenía algo que decir. Solo dije que para mí este ha sido uno de los mayores regalos de mi vida porque refuerza mi fe y hace que vuelva a sorprenderme por lo que el Señor hace. Añadí que en estos ocho años hemos vivido muchas cosas juntas y ha ido conociendo a las personas a las que yo sigo.

El obispo nos dio las gracias y nos dijo que su decisión de hacerse franciscano se debió fundamentalmente a una persona con la que él también empezó a preguntarse: “¿Por qué dice estas cosas? ¿Por qué se comporta así? ¿Por qué vive así?”. También nos dijo que lo mejor que podemos regalar hoy como cristianos es nuestra relación. Las relaciones son lo que nos hace crecer. ¿Por qué tenemos que pensar que todos deben hacerse cristianos? Nuestra propuesta de vida es hermosa, pero Jesús tampoco se llevó a todos consigo. Solo eran doce, uno lo traicionó y los demás huyeron. Así que lo mejor que podemos hacer como cristianos es, nos dijo, cultivar relaciones, y luego el Señor ya tejerá su historia. A nosotros se nos pide estar atentos a las relaciones para mostrar lo que hay detrás.
Marina, Génova