En el ojo del huracán

Profesora de doscientos alumnos y madre de seis hijos al frente de la casa y de las clases online. ¿Pero cómo puedo «volver a respirar?». Una pregunta que encuentra una respuesta sorprendente donde menos lo esperaba

Para mí la cuarentena empezó como un torbellino, pues soy madre de seis hijos y profesora de 210 alumnos. Además, mi colegio puso en marcha la enseñanza online en cuatro días. Mi primer ímpetu fue decir: «Tengo que poder con todo». Pero me absorbió el ojo del huracán. A cada instante tenía algo que hacer para que todos estuvieran bien y nadie se pusiera nervioso, pero me faltaba el aire. Me preguntaba: «¿Cómo puedo volver a respirar?». Tuve que volver a mirar la historia que me ha construido y sostenido todo este tiempo, y tuve que ceder, volviendo a decir sí a los gestos y momentos que se me proponían. Al principio decidí retomar la Escuela de comunidad, pero como pensaba que todo dependía de mí al final solo leía un par de líneas deprisa y corriendo. No dejaba de posponer el encuentro con los bachilleres, hasta que tuve que ceder porque ellos mismos me lo pedían. Ellos son los que me han ayudado a volver a poner en el centro lo esencial.

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Así que también les pedí ayuda para rezar juntos las Vísperas, porque en el carisma de don Giussani siempre he percibido la correspondencia del rezo de las Horas. Yo sola habría mantenido este gesto como mucho tres veces, pero a la cuarta siempre tendría algún hijo pidiéndome algo a lo que tener que responder. Al principio, en mi “egocentrismo controlador”, las circunstancias me abrumaron pero el paso siguiente –el más bello– fue descubrir que esas circunstancias son el lugar donde Él se revela, dentro de la rutina de las clases, la cocina, la ropa, la limpieza. Los bachilleres han sido mi reclamo. Yo les lancé una piedra y ellos me han devuelto el ciento por uno, me han permitido volver a la realidad tratando de reconocer los signos de su Presencia. Y es que es verdad que siempre hay personas y momentos de personas a los que mirar.
Annachiara, Milán