Aquel que llena nuestros almacenes

Durante la pandemia, las peticiones han crecido un 30 por ciento. Pero las donaciones extraordinarias al Banco de Alimentos no han faltado nunca. Como la del famoso cómico Maurizio Battista y sus amigos de “El colibrí”

Interesarnos por los demás y ayudar a los que lo necesitan es una ley escrita en lo más hondo de nuestro corazón, y no conoce barreras. Desbarata todos los cálculos porque es un deseo de todos. Basta ver los comentarios en redes sociales a iniciativas como la del cómico romano Maurizio Battista y sus amigos y seguidores del grupo “El colibrí”. «¡Conmovedor!», «ver estas cosas te hace sentir mejor», «gracias Maurizio, por darnos esta oportunidad».

Pero vayamos con orden. Hace unas semanas llegó al Banco de Alimentos del Lazio un correo electrónico de Maurizio Battista ofreciendo la posibilidad de recibir donaciones de alimentos adquiridos mediante una recogida de fondos de “El colibrí” y empezamos a preparar la iniciativa. Maurizio y Francesco Marchetti, coordinador del grupo, decidieron comprar alimentos para donarlos al Banco. El director del punto de venta quiso implicarse en este gesto y decidió hacer un descuento. En estas semanas, el Banco ha realizado dos viajes semanales al punto de venta para retirar los productos y llevarlos al almacén central de Aprilia, donde se reparten entre más de 400 entidades caritativas que atienden a casi 85.000 personas necesitadas en nuestra región.

La iniciativa, según nos ha contado Francesco, nació del deseo de Maurizio Battista y sus amigos de ayudar en este tiempo a los que más sufren debido a esta emergencia. La elección del nombre del “colibrí” surgió de una fábula homónima para niños. A causa de un incendio en el bosque, todos los animales huyeron y en la huida, encontraron a un colibrí que se dirigía en cambio hacia el fuego con una gota de agua en su pico. Leones, rinocerontes, jirafas se burlaron de él, pero el colibrí respondió: «Yo hago mi parte». Así que Maurizio y sus amigos decidieron hacer lo mismo.

De esta manera han recogido más de veinte mil euros que se han transformado en comida para los pobres. La mayoría de las donaciones no son más de unas decenas de euros, algunas incluso menos de diez euros, pero son muchos los que han querido expresar su cercanía a los que sufren a causa de la pandemia del Covid-19. Francesco nos contaba que una mujer escribió en el concepto de su pequeño ingreso: «Mauri, solo puedo dar esto porque estoy jubilada. Pero de todo corazón, gracias».

Esta iniciativa nos ha dejado sin palabras por su sencillez. La caridad, como nos ha dicho el papa Francisco tantas veces, es contagiosa. Hemos tenido la prueba estos días, al recibir el mensaje de una empresa alimentaria que, al enterarse de este gesto del Colibrí, ha decidido hacer una donación en especie. Estas semanas están plagadas de hechos como estos y de una caridad que suscita más caridad.

Nuestros almacenes, a pesar de que las peticiones han aumentado más del 30 por ciento, nunca están vacíos y casi todos los días recibimos donaciones de productos. Algunas veces, en este último tiempo, hasta nos hemos planteado renunciar a responder a todas las peticiones de ayuda que nos llegan hasta de los ayuntamientos y asociaciones con las que no hemos trabajado nunca. Pero hemos decidido seguir diciendo sí y responder en la medida de nuestras posibilidades, pues sabemos que quien llena nuestros almacenes del Banco no es nuestra capacidad ni nuestra estrategia sino Aquel que da sentido a nuestra vida.
Giuliano, Roma