«Nuestro paso de autoconciencia»

Se casaron, de manera privada, el 29 de febrero. Los proyectos y preparativos de meses se esfumaron, con un gran sentimiento de injusticia. Y con una pregunta: «¿pero qué nos está pidiendo el Señor?»

Nos casamos el 29 de febrero. Debido al coronavirus, la semana antes de la fecha fijada, se publicó la ordenanza municipal y regional que prohibía las reuniones y, a continuación, la declaración episcopal estableciendo que los matrimonios debían celebrarse exclusivamente de manera privada, solo con la presencia de los familiares directos.

Para nosotros fue un buen golpe. Meses y meses organizando aquel día para que todo estuviera cuidado hasta el más mínimo detalle y de repente una ordenanza parece que nos lo niega todo, hasta la presencia de los amigos más queridos, en un día tan importante para nosotros.
Después de experimentar un enorme sentimiento de injusticia, se disparó la pregunta: «¿Pero por qué? ¿Qué nos está pidiendo el Señor con esta circunstancia?».

Ha sido increíble caer en la cuenta de tres cosas especialmente. Ante todo, nunca hemos puesto en discusión nuestro deseo de casarnos ese día. Por tanto, todo se hacía más radical y esencial. «¿Qué es el matrimonio?». En una circunstancia como esta, lo que más salía a la luz es que estábamos respondiendo a una llamada. Lo que más nos interesaba era poder pronunciar nuestro “sí” frente a Cristo.

Esta circunstancia también ha sacudido a numerosos amigos, pero también a gente que no nos conoce. Todo esto evidentemente no es fruto de nuestra capacidad, de hecho tampoco hemos ocultado nuestra perplejidad. Nos parece más bien el fruto del hecho de que cada uno ha tomado en serio la provocación personal que le ha suscitado esta circunstancia. Esto nos ha acompañado mucho. Nos hemos dado cuenta de que la verdadera compañía no consiste tanto en intentar resolver todas las cuestiones organizativas (a las que hay que atender) sino en poder ayudarnos a mirar juntos qué puede decir esta circunstancia a la vida de cada uno. Para nosotros, ha significado ir a lo esencial de nuestra vocación.

Por último, los amigos han sido fundamentales para nosotros porque nos han ayudado a mantener la mirada fija sobre lo que verdaderamente importa, a estar disponibles frente a esta circunstancia y a no focalizarnos en nuestros proyectos y pensamientos, que acaban esfumándose, por justos y hermosos que sean.

Damos gracias por lo que ha pasado, porque nos ha permitido dar un gran paso de autoconciencia en nuestra relación personal con Cristo en un inicio tan importante para nosotros.
Pietro e Ilaria, Milán