Con más ganas de responder a la realidad

No poder juntarse ni ir a misa. Para Elisa e Laura, es verdadero no es intentar seguir viéndose a pesar de lo que está pasando sino vivir siguiendo una provocación. ¿Qué paso se nos pide?

Somos un grupo de Escuela de comunidad formado por unas quince personas, entre ellas muchas madres. El coronavirus desató desde el principio muchas preguntas sobre si vernos o no para hacer la Escuela de comunidad. Muchos llamaban diciendo: «¿Pero por qué no nos seguimos viendo? Para mí, la Escuela de comunidad es un lugar importante en mi vida, no sé si podría vivir sin él». Otros decían: «Nosotros somos pocos, no somos multitud, podríamos vernos en alguna casa», como si hacer las cosas a escondidas o en pequeño no supusiera ningún problema.

La verdadera provocación fue el artículo de Carrón en elmundo.es, sobre todo la frase final: «¡El momento que estamos viviendo puede llegar a ser una gran ocasión! Una ocasión que no debemos dejar pasar». Luego llegó el comunicado de los obispos de Emilia Romagna y el de nuestro obispo de Imola. La Iglesia nos pedía no ir a misa, incluso después decidió suspender las misas, ni siquiera las festivas. Aquello puso en evidencia la cuestión: ¿qué paso se nos estaba pidiendo? Entonces Laura y yo decidimos no vernos para la Escuela de comunidad e intentar seguir las provocaciones de Carrón y de la Iglesia.

La sorpresa fueron los mensajes que algunos de nosotros empezaron a enviar en el grupo de WhatsApp de la Escuela. El padre Samuele escribió: «Menos encuentros y compromisos diferentes, menos distracciones, ritmos totalmente distintos, continuas provocaciones que me hacen sentirme literalmente llamado por Alguien. Para mí estos días se hace evidente que Alguien me llama y es realmente bonito tomar en serio esa llamada, sentirse provocado. Las ganas de responder en la realidad (es decir, como Él quiere) son más grandes. Perdonadme, pero necesitaba compartirlo».

Luego escribió Simona: «Sigo mirando lo positivo, hasta el punto de que a veces me pregunto si no seré algo superficial, pero no puedo negar una evidencia que existe fuera de mí. Todo ello sin negar lo dramático de este momento». Y por último Cesare: «Estos días lo que he descubierto en mí mismo (con un cierto dolor) es que trato a Cristo como si fuera una “regla” que cumplir (misa, Escuela de comunidad, etc) y no como una Presencia que vive conmigo en cada instante. Si se trata de cambiar reglas, se hace, pero vivir de Cristo como una persona viva aquí y ahora… Os confieso que aún me queda un poco lejos. Intentar vivir la realidad, esta circunstancia particular con la conciencia de que el instante se convierte en mi forma de decir sí a Aquel que está presente conmigo. Lo he visto y lo experimento, pero eso no quita la pregunta: ¿cómo mantener esta posición del corazón? Es precioso tomar en serio esta llamada, sentirse provocados».

Como decía Carrón, es verdad que esta puede ser una ocasión que no debemos dejar pasar. Él actúa exactamente aquí y ahora, en estas circunstancias, y me parece que estamos haciendo Escuela de comunidad… incluso más que antes.

Elisa y Laura, Imola