«Lo que me sostiene, aun en cuarentena»

Luciano acaba de salir del periodo de aislamiento. Su gratitud por el artículo de Carrón en elmundo.es y la sorpresa de darse cuenta, en medio de tantas dificultades, de que «yo soy Tú que me haces, ahora»

Hoy termina el periodo de cuarentena que se me impuso por “parada y tránsito” por una “zona roja”. Soy periodista y estuve allí trabajando antes de que se cerrara. Cinco días de aislamiento total en casa, después de diez días de actividad frenética, de las ocho de la mañana a las diez de la noche. Una parada imprevista y no querida. Pero en ambas situaciones he “experimentado” que verdaderamente este es “el tiempo de la persona”, donde resulta evidente en qué pone uno su certeza y su esperanza, a quién pertenece.

Ante todo, en los momentos de más tensión y confusión, la semana pasada me sorprendí sin miedo. En medio de colegas que oscilan entre la inconsciencia, el fatalismo y el pánico, me he sorprendido siendo cada vez más consciente de la gravedad de lo que está pasando, pero sin que el miedo me paralizara. Y como no creo que sea distinto de los demás, empiezo a pensar que esto no es obra mía. Aparte del Ángelus por la mañana y por la noche, durante una semana entera no tuve ni un solo momento de pausa a lo largo de mi jornada. Ni siquiera tenía el tiempo que suelo dedicar en el tren a la Escuela de comunidad (la empresa me impuso por motivos de precaución ir al trabajo en coche y evitar el transporte público), pero mi pensamiento incluso en esas horas convulsas estaba en nuestra compañía, alimentando mi pregunta sobre cómo ponerme ante la compleja e inédita realidad a la que, una hora tras hora, debo mirar, tratar de entender y contar. Cuando leí el artículo de Carrón, enseguida pensé: ¡sabía que no me ibas a dejar solo! El Acontecimiento acude a mi encuentro y me ofrece una mirada nueva.

De repente, me encontré en cuarentena. Aparte del artículo de Carrón, he leído y releído el texto de la Escuela de comunidad sobre la pertenencia, que nunca había sentido tan pertinente para el momento histórico que estamos viviendo, donde basta mirar alrededor para darse cuenta de que lo que está en juego es la persona y aquello en lo que consiste. En este sentido, me parece precioso el testimonio de algunos amigos médicos y sobre todo de mi hijo, que hace unos meses empezó a trabajar en el hospital Sacco de Milán.

«La pertenencia es el contenido de una nueva autoconciencia»: «yo soy Tú que me haces, ahora». Tal vez, el no estar paralizado por el miedo es un primer fruto de la pequeña conciencia que tengo de esto, y del hecho de que solo tengo que decir “sí” para descubrir que todo es para mí, hasta el vida y el trabajo en tiempo de coronavirus, y también la cuarentena. No es fatalismo, sino obedecer a la realidad. Me doy cuenta de que es justamente dentro de la condición que viven todos y haciendo los sacrificios que todos están obligados a hacer como estamos llamados a descubrir, experimentar y testimoniar una posición más humana que la inconsciencia, el pánico y el fatalismo. Esta es nuestra contribución al bien común, en un tiempo en que –basta mirar alrededor y leer la prensa– todos desean no vivir paralizados por el miedo y buscan, a menudo en vano, un punto de referencia, una “presencia autorizada” en torno a la cual poder unirse para responder juntos al desafío del virus y a sus implicaciones sociales y económicas.

En estas semanas de emergencia, resulta evidente que también hay gente capaz de estar dentro de la realidad, poniéndose en juego allí donde está con disponibilidad y creatividad. Por eso he tomado la invitación de Carrón como una auténtica “hipótesis de trabajo” y he empezado a ir en busca de esa gente. He tenido varios encuentros interesantes, con creyentes y no creyentes, como con un joven profesor de una escuela pública. Me habló de él una amiga que trabaja con él porque ha sido de los primeros en utilizar el ordenador y las redes sociales para no dejar solos a sus alumnos. Le hice una entrevista y ahora he sabido por esta amiga que quiere que volvamos a quedar para continuar la relación que ha comenzado. No sé por qué, creo que no hice más que mi trabajo, pero seguiremos lo que sucede.
Luciano (Legnano)